¿Por qué se oyen los gallos de pronto a medianoche
si no queda ya un patio en tantos edificios?
Filtrados por muros de piedra
y rectos paredones
nos llegan sus ecos;
no se puede dormir, es más terrible
que en el tedio de las aldeas
cuando llenan el mundo de gritos.
Cruzan el empedrado,
la niebla de la calle,
alzan sus crestas de neón,
entran cuando el televisor borra sus duendes.
Pero no hay troja que los guarde
sino sombra de asfalto y sellados postigos;
¿de qué rincón vidrioso en los espejos
saltan
y se sacuden aleteando
las soledades de sus lejanías?
Gallos ventrílocuos donde me habla la noche,
¿son mi parte de abismo?
Gallos en el sonambulismo de las cosas,
roncos a causa de la ausencia
en caminos de polvo
cuyas voces creímos extintas,
¿qué hacen a medianoche en la ciudad
tan lejos?,
¿qué lamento los va acercando a mis oídos?
3 comentarios:
El ayer que me hizo
no sé dónde está.
El que me deshizo, sí:
está aquí, conmigo,
presente todos los días.
(ÁNGELES MORA)
La máquina de despertar
dentro de la máquina
de respirar
La máquina
de hablar
dentro de la máquina
de pensar
La máquina
de andar
dentro de la máquina
de cansarse
En la máquina de ser
la máquina de estar
Dentro de la máquina de dormir
y soñar con
la vida afuera
de la máquina de morir
en la máquina de soñar
(MARCELO ARIEL)
¿No es
el ahora
ya
un
recuerdo?
(CID CORMAN)
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