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domingo, 20 de diciembre de 2020

Y hablamos de las lluvias (por Vinko Kalinić​)


Teníamos frío en aquella noche de verano; nos

abrazamos y hablamos de las lluvias. De las lluvias que caían

a torrentes. Caían como si el propio cielo cayera sobre nosotros.

Caían en gotas enormes que luego desaparecían para siempre.

Con ellas nos empapamos hasta los huesos.

Y hoy estamos en lo seco.

Pero hay gotas que nunca dejaron de caer.

Aunque son muy pequeñitas, tan pequeñitas que aun hoy no las vemos.

Todavía caen y caerán por mucho mucho tiempo aún.

En realidad cayeron siempre.

¡Oh, si pudiéramos resistir!

y evitar la ruina del tiempo en que caeremos un día y

desapareceremos en alguna primavera ajena.

Dejando apenas un aroma de otoño caído hace mucho tiempo.

Hablamos de las lluvias y nos empapamos ese verano.

Toda la noche, juntos, pegados uno al otro, gota a gota.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como lágrimas en la lluvia nos borraremos. Pero mientras tanto, disfrutemos de ser gotitas vivas!

TóTUM REVOLùTUM dijo...

"Querido profesor:

Mi hijo tiene que aprender que no todos los hombres son justos ni todos son verdaderos. Pero, por favor, dígale que para cada villano, hay un héroe; y, para cada egoísta, también hay un líder dedicado. Enséñele que para cada enemigo, allí también habrá un amigo. Enséñele que es mejor obtener una moneda ganada con el sudor de su frente que una moneda robada. Enséñele a perder, pero también a disfrutar de la victoria. Háblele de la envidia para que se aleje de ella. Déle a conocer la profunda alegría de la sonrisa silenciosa y a maravillarse con los libros, pero deje que también aprenda con el cielo, las flores en el campo, las montañas y valles. Explíquele que más vale una derrota honrosa que una victoria vergonzosa. Enséñele a creer en sí mismo, incluso si está solo en este mundo. Enséñele a ser suave con los buenos y duro con los perversos. Enséñele a no entrar nunca en un tren solo porque otros ya entraron. Enséñele a escuchar a todos pero decidir solo. Enséñele a reír cuando esté triste y explíquele que, a veces, los hombres también lloran. Enséñele a ignorar las multitudes que claman sangre y a luchar solo contra el mundo, si piensa que es justo. Trátelo bien, pero no lo mime, ya que solo con la prueba de fuego se sabe que el acero es real. Incúlquele valor y coraje, pero también paciencia, constancia y sobriedad. Transmítale una fe
sublime en el Creador y fe también en sí mismo porque solo entonces podrá tener fe en los hombres. Sé que pido mucho, pero verá lo que puede hacer, querido profesor."

Abraham Lincoln