jueves, 30 de enero de 2014
Qué grande por siempre, Félix Grande
Amigos: ¿Qué clase de racha macabra es ésta? En un par de semanas se nos han ido Juan Gelman, José Emilio Pacheco… y ahora Félix Grande. ¿Qué especie de conjura se ha desatado contra nuestra gente? No hay que darle muchas vueltas: “A menudo los dioses se llevan para sí, antes de tiempo, a aquéllos a quienes más aman”.
Pero Félix Grande es más félix y, sobre todo, más grande que la muerte. Así que al menos su poesía se queda con nosotros. En su recuerdo, este poema suyo:
Pero te tengo (por Félix Grande)
Palabra, dulce y triste persona pequeñita,
dulce y triste querida vieja, yo te acaricio,
anciano como tú, con la lengua marchita,
y con vejez y amor aclamo nuestro vicio.
Palabra, me acompañas, me das la mano, eres
maroma en la cintura cada vez que me hundo;
cuando te llamo veo que vienes, que me quieres,
que intentas construirme un mundo en este mundo.
Hormiguita, me sirvo de ti para vivir;
sin ti, mi vida yo no sé lo que sería,
algo como un sonido que no se puede oír
o una caja de fósforos requemada y vacía.
Eres una cerilla para mí, como ésa
que enciendo por la noche y con la luz que vierte
alcanzo a ir a la cama viendo un poco, como ésa;
sin ti, sería tan duro llegar hasta la muerte.
Pero te tengo, y cruzo contigo el dormitorio
desde la puerta niña hasta la cama anciana;
y, así, tiene algo de pálpito mi puro velatorio
y mi noche algo tiene de tarde y de mañana.
Gracias sean para ti, gracias sean, mi hormiga,
ahora que a la mitad de la alcoba va el río.
Después, el mar; tú y yo ahogando la fatiga,
alcanzando abrazados la fama del vacío.
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1 comentario:
Como su infancia
te escapaste del niño,
globo de gas.
(CUQUI COLVALEDA)
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