martes, 24 de junio de 2014
Entro en la vieja casa (por Gianni Siccardi)
La casa bosteza su pasado
en el lamento de los tatuajes del techo
grietas que guardan las miradas furtivas
de sus antiguos habitantes.
Crepitan las historias oxidadas de los muertos.
en la memoria de la casa
sus risas grotescas
sus estériles agravios
que entran y salen
de la cárcel de las habitaciones
sus fugaces deseos repentinos
a media luz
que nunca se jugaron la vida.
La sombra mezquina
de sus minúsculas batallas
sube lentamente por las paredes
y una gelatina de humores sombríos
avanza con un gemido amenazante
y se apodera
de las secretas cicatrices de los zócalos
del silencio pudoroso del armario.
Los gritos de la casa
sus alcobas inconfesables
aparecen de pronto en sus cerraduras trabajosas
en sus espejos
atiborrados de caras desconocidas.
Y esos aullidos amordazados
que interrumpen la noche
¿son los llamados paganos de los vencidos
antiguos habitantes
o los desvaríos de la casa
y su vendaval de ausencias?
¿Y ese rumor de ropa tendida?
¿Ese suculento olor a guisos?
¿El golpe de viento en las ventanas ajadas
y el arrastrar de sillas en el piso indefenso?
¿Y la música gangosa de una radio
que todavía se queja de sus achaques?
Estas habitaciones
me echan en cara su pasado irreparable
sus trabajos para sobrevivir
a tantas historias
y muecas y diálogos fracasados
y pequeñas traiciones domésticas.
El centro de las habitaciones
donde se palpan
los cuerpos enredados de los amantes
y sus asfixias y ceremonias y delirios
sus gestos demenciales
sus respiraciones de náufragos
sus besos a la deriva
la celebración de la eterna fogata
donde crecieron los sexos
y se abrazaron.
Palpo sus suspiros desgarradores
que iluminan toda la casa
y la casa se estremece
con una alegría insensata.
¿Merezco este lugar
estas paredes?
¿Podré sobrellevar los excesos
de los desconocidos antepasados?
¿Podré ser el legítimo heredero de esos años?
Extranjero
advenedizo
intruso
extraño
usurpador.
Entro al baño
y veo a sus mujeres
que enjabonan sus cuerpos sagrados
detrás de la cortina.
Ahora
la exactitud de los gestos rápidos
de la eficaz mujer solitaria
que verifica con mirada higiénica
el trabajo de sus manos asépticas
sobre el mapa de su piel.
Ahora
la lentitud de esa otra que adormece
los rincones más redondos de su cuerpo
bajo la sensualidad de la lluvia caliente
y se demora en ese refugio
que le oculta al mundo
y el jabón encuentra
entonces
su verdadera naturaleza
de espuma soñadora
de crema voluptuosa
de miel reparadora.
Salgo a la libertad del patio
y las voces de los chicos
se me suben a los hombros.
¿Serán ahora ancianos
abuelos
penosos jubilados
acortando las tardes frente al televisor
o inventando el pasado
con sus débiles voces quejumbrosas?
¿Por qué dejaron la casa?
¿Por qué permitieron
que el intruso que soy atravesara la puerta?
¿Nacieron aquí?
¿Murieron aquí?
¿Escribieron aquí cartas de abandono y desasiento?
¿Sonó el teléfono para destrozar sus lágrimas?
¿Amaron hasta la extinción de sus cuerpos?
Con permiso.
Déjenme entrar.
Soy el nuevo ocupante de la casa.
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5 comentarios:
Toda casa y todo sitio es un lugar mágico.
Aquí estuvo Pangea , el mar, los dinosaurios. Por aquí anduvo el túnel del tiempo.
A cada paso
un cruce de caminos.
¿Por dónde tiras?
(CUQUI COVALEDA)
Si un puñado de hollín cae dentro de la sopa y no puede sacarlo, remuévalo bien y le dará un sabor muy original al caldo.
(SWIFT)
Jamás el odio ha sido apaciguado por el odio.
(DHAMAPADA)
La verdad resplandece al final, cuando ya se ha ido todo el mundo.
(GROUCHO)
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