jueves, 3 de julio de 2014
Sujetamos recuerdos (por Begoña Abad)
Mi madre no recuerda el nombre se su madre.
Ha olvidado el camino de regreso a la vida,
no sabe usar el peine, ni la cuchara,
se pone, casi siempre, la chaqueta al revés
y revuelve los cajones en su memoria,
pero siempre sonríe al escuchar mi nombre.
Mi madre no recuerda si tuvo algún amante,
si ha viajado muy lejos, si ha perdido algún tren,
dónde están sus anillos, si alguna vez fue guapa,
que le gustaba tanto el Chinchón y el café,
que las letras unidas tienen significado
y que el perro que amaba nos dejó ya hace un mes.
Mi madre me recuerda, sin amargura,
lo que yo he olvidado tan tontamente,
la oración de su abuela que me dormía
las canciones de cuna que me cantaba,
y unas romanzas moras que, en letanía,
desgrana mirando por la ventana.
Mi madre y yo sujetamos recuerdos olvidados
como podemos, a veces con dolor,
otras con risas, siempre con esperanza.
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9 comentarios:
La memoria juega con nosotros. A menudo juegos inocentes, otras veces un juego cruel.
Pelmazo es quien nos roba la soledad y no nos da la compañía.
No parecemos reparar en cómo se mancha la conciencia mientras nos quedamos quietos.
(ANA PÉREZ CAÑAMARES)
Estoy desnudo hasta los huesos.
(ROETHKE)
De los tercos y de los obstinados viven los abogados.
Creo que Gauguin pensaba que el artista debe buscar el símbolo, el mito, agrandar las cosas de la vida hasta el mito, mientras que van Gogh pensaba que hay que saber deducir el mito de las cosas más pedestres de la vida.
Por mi parte, pienso que estaba jodidamente en lo cierto.
Pues la realidad es terriblemente superior a cualquier historia, a cualquier fábula, a cualquier divinidad, a cualquier super-realidad.
Basta con tener el genio de saber interpretarla.
(ARTAUD)
El hombre sólo puede soportar cierto grado de infortunio; lo que lo sobrepasa, o lo destruye o lo deja indiferente.
(GOETHE)
Tus ojos, potros de negras crines.
(MIGUEL HERNÁNDEZ)
Yo querría que se olvidara mi biografía, y mi nombre, y que se recordara algún cuento o algún verso mío. Yo querría sobrevivir en mi obra, pero no como sujeto de un artículo en una enciclopedia. Por ejemplo, yo he escrito milongas, y la ambición mía era que las milongas fueran conocidas y no se descubriera el nombre del autor. Pero no he llegado a eso. No, no, yo creo que, cuando uno escribe, tiene la esperanza de que la obra sobreviva. Pero si puede sobrevivir anónimamente, mejor.
(BORGES)
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