zUmO dE pOeSíA

zUmO dE pOeSíA
de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

Ver una entrada al azar

domingo, 17 de agosto de 2014

Rimbaud (por José Luis Piquero)


Yo no quiero ser yo. La vida entera
la gasté en reinventarle, como un fénix doméstico.
Me fui sobreviviendo como pude.

Yo no sé quién soy yo. Tal vez la máscara
debajo de la cara. La pregunta.

Yo no pude ser yo. Y el minucioso
trabajo de vivir sin heroísmo se quedó para otros.
La verdad es la triste descripción del secreto.
No quise ser verdad. Quiero ser Nadie.

6 comentarios:

Anna dijo...

Gracias por seguir ahí. Todo un lujo seguir desayunando con vuestro poema diario, también ahora que tantos blogs languidecen en el desierto agostil. Un fuerte abrazo.

ORáKULO dijo...

Ser fuerte lleva un minuto. Ser firme lleva una vida

Aldonza Lorenzo dijo...

Bueno en plaza, malo en casa.

casa de citas dijo...


La maldad no necesita razones, le basta con pretexto.

(GOETHE)

cajón desastre dijo...


Tan sólo la inocencia y la ignorancia son felices, pero no lo saben.

(PESSOA)

TóTUM REVOLùTUM dijo...




Cuando alcancé la madurez intelectual y empecé a preguntarme si era ateo, teísta o panteísta; materialista o idealista; cristiano o librepensador; descubrí que cuanto más aprendía y reflexionaba, menos preparado me sentía para responder; hasta que, al fin, llegué a la conclusión de que no tenía arte ni parte en cualquiera de esos términos, excepto el último. La única cosa en la que todos ellos estaban de acuerdo era la única cosa en la que yo me diferenciaba de todos ellos. Todos estaban seguros de que habían alcanzado una cierta gnosis -habían resuelto, más o menos satisfactoriamente, el problema de la existencia; mientras que yo estaba bastante seguro de que no lo había logrado, y tenía una convicción bastante fuerte de que el problema era insoluble-. Así que me puse a pensar, e inventé un término que me pareció adecuado, el de “agnóstico”. Me pareció sugerentemente opuesto al “gnóstico” de la historia de la Iglesia, que afirmaba saber tantas cosas de aquello que yo ignoraba.

(Thomas Henry Huxley)