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martes, 16 de diciembre de 2014

2 ó 3 golpecitos en la espalda (por Nicanor Parra)


Los patrones no tienen idea
quieren que les regalen el trabajo
nunca se ponen en el lugar del obrero

píqueme esa leñita maestro
cuándo me va a matar esos ratones
anoche no pude dormir otra vez
hágame brotar agua de la roca
la Sra. tiene que ir a un baile de gala
hay que bajar al fondo del mar
un puñado de perlas x favor

otros son + carajo todavía
plánchame esa camisa desgraciado
anda a buscarte un árbol al bosque güeón
arrodíllate mierda
....................... anda a arreglar los tapones
¿Y si me electrocuto?
¿Y si la roca se me viene encima?
¿Y si me cruzo con el león en el bosque?
eh!
eso no tiene nada de particular
eso no tiene la menor importancia

lo verdaderamente importante
es que el caballero pueda leer el diario trancuilo
bostezar a su regalado gusto
oír música clásica x el campeonato

que el obrero se rompa la crisma
que se mande guardabajo
mientras está soldando una viga de fierro
nada de qué admirarse
estos rotos son unos pajarones

que se vaya a la punta de su madre
y después yo no sé lo que pasó
no se imagina cuánto lo siento sra
2 ó 3 golpecitos en la espalda
y una viuda con sus 7 pajaritos a la miseria


6 comentarios:

Paco Navascués dijo...

En el verano peligroso de 1959 el poeta Carlos Barral viajó a Madrid. Una tarde se encontró a Ernest Hemingway en el hotel. Hechas las presentaciones, el novelista americano le preguntó: “¿Qué tal la mala puta?” Barral se quedó perplejo y apenas acertó a decir: “¿Qué mala puta?” A lo que Hemingway respondió: “¡La literatura española!”


¿Está la literatura española agonizando? ¿Pueden los escritores de aliento artístico ganarse bien la vida, o sólo los autores de best-sellers? ¿Son las grandes editoriales un nido de hampones? En torno a estas y otras cuestiones Dalmau y Piña enfocan sus textos a caballo entre el ensayo, la divagación, las memorias y el reportaje. Mientras Dalmau ajusta cuentas con los protagonistas de su generación literaria (autores, editores, críticos) y reflexiona acerca de la alarmante pérdida de libertades, Piña esboza una apología del fracaso a partir de entrevistas a un grupo de escritores. Desde ángulos diferentes (Dalmau defiende la escritura como apuesta vital, Piña como hobby), los dos amigos intentan dejar constancia de un malestar en el patio literario en el que vale la pena rascar.
Con testimonios inéditos de Fernando Aramburu, Jordi Carrión, Agustín Fernández Mallo, Ismael Grasa, Pablo Gonz, Pedro Maestre, Montero Glez, Alberto Olmos, Llucia Ramis, Blanca Riestra, Marta Sanz, David Torres, Pedro Ugarte y otros.

Paco Navascués dijo...

ALGUNOS ASUNTOS QUE APARECEN EN EL LIBRO

- El boicot a la biografía de Cortázar de Miguel Dalmau

-El caso Echevarría

-La novela que el cine robó a Dalmau

-Razones para detestar a Gimferrer

-El ego y las mujeres de los escritores

-Las dificultades del oficio de escritor

-¿Trayectorias truncadas? Felipe Hernández, Pedro Maestre, Pablo Gonz, Hernán Migoya…

-Facebook, el "polígrafo del fracaso"

-Las miserias del mundo editorial: premios, traiciones

-El bombazo de Fernández Mallo



VS dijo...

Rebelión a bordo. Miguel Dalmau y Román Piña, encaramados en la cofa de la Bounty de la literatura, juegan a ser Fletcher Christian y lo consiguen. Hágase el lector, si alguno queda en el piélago de Asnalfabética, con el delicioso libro que han escrito los dos lletraferits citados al abrigo de la isla de Pitcairn, digo, de Mallorca, que otrora perteneciese al archipiélago de Arcadia y ahora es, en sus idílicas costas, apéndice fecal de los boches de Teutonia.

¿Título del libro? La mala puta, como llamó Hemingway, del que cuentan que había sido agente a sueldo de Stalin en el Hotel Florida de la plaza de Callao, a la literatura española durante un encuentro azaroso con Carlos Barral en otro hotel madrileño: el Suecia. Eso fue en julio del 59; lo de Stalin, entre el 36 y el 39. Todos vamos a menos. ¿Nos quedaremos en nada?

VS dijo...

Más en

http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:dme84BpcXakJ:www.elmundo.es/opinion/2014/12/14/548ddcd2e2704ecb3e8b4573.html+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=es

ORáKULO dijo...


No rectificar es mucho peor que equivocarse, porque la equivocación no se busca de propósito, pero en cambio no rectificar es siempre una decisión voluntaria.

casa de citas dijo...


La verdad es que, en el fondo, no existe lo insoportable.

(BERHARD)