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domingo, 21 de diciembre de 2014

La muralla que no derribamos (por Glauce Baldovin)


No es necesario envenenar el agua
cortarse las venas
colgarse
El recuerdo de lo que quisimos ser
el acto heroico
ante el cual retrocedimos
la muralla que no derribamos
la fortaleza que no construimos
el fuego que dejamos apagar
son suficientes...


5 comentarios:

Anónimo dijo...

el remordimiento que muerde y re-muerde y recontra-muerde.

Aldonza Lorenzo dijo...


En cada villa, su maravilla.

casa de citas dijo...

Imaginen el tiempo como una línea infinita, eterna. Al hacer zoom en ella deberíamos poder percibir los puntos sucesivos que la componen, que la hacen línea. Pero, ¿qué pasaría si pudiéramos hacer zoom en el tiempo? Nuestro tiempo, poseedor de una unidad indivisible, es imposible de analizar de esta manera, de, en su caso, ralentizarlo, desarticularlo, de romper su constante integridad. Nuestro tiempo ocurre de manera indómita, implacable. Si pudiéramos quebrantar su unidad, violar sus leyes, para conseguir su unidad de división más inmediata, quizás podríamos percibir cosas que, mientras el tiempo transcurre en su unidad habitual, no percibimos. Tal vez, incluso, podríamos apreciar realidades que transcurren paralelamente a la nuestra, que se encuentran emplazadas sobre la nuestra en unidades de tiempo menores, quizás microscópicas, o, en este caso, "micro temporales". O quizás, de otro modo, no haya nada allí, en aquellas grietas del tiempo, y solo, si se consigue nuestro cometido, el tiempo se desgrane y las acciones no ocurran ya, o no ocurran de la forma en que las conocemos desde que nacimos.

Tal vez, de esta manera, consigamos destronar a Saturno antes de tiempo (en su propio juego)

y evitar que nos devore diariamente.

(ALHUÉ MORA)

Fuego de palabras dijo...

¿Adónde te has llevado tu dulce canción?
Vuelve y tócame una tonada.

Nunca me importaron realmente las cosas de este mundo.
Era el brillo de tu presencia
lo que lo colmaba de belleza.

(HÂFIZ)

ORáKULO dijo...

La verdadera muerte es desertar.