Los niños despavoridos
alzan los brazos en la carretera bombardeada.
Hay un cielo humoso que ha resignado su inocencia
sin preguntar qué sucede con las lágrimas
ni si el dolor tenía ya lenguaje suficiente.
La fotografía planea
hacia el escritorio del presidente como un naipe
y pierde la apuesta: no logra detener la guerra.
Entre la imagen y los ojos
del Gran Magistrado circula una sombra
que de pronto es coagulada
para que el imperio devore su petróleo mortal.
Pulcro y contra natura, tiene ante sí
suficientes razones de Estado, su bandera en la Luna
y una familia sonriendo detrás del vidrio.
Y no está en sus manos
hacer de la historia un lugar para vivir.
5 comentarios:
Los hombres tenemos los ojos en la frente para mirar siempre hacia delante.
(MAIMÒNIDES)
Disculpen si les llamo caballeros, pero todavía no les conozco bien.
(GROUCHO)
Veo la tarde.
¿Ves tú la misma tarde,
ojo inocente?
(JOSÉ LUIS PARRA)
Quien no usa bien de lo que sabe, no sabe saber.
Caíste, tropezaste
De nuevo en esa piedra,
sí, era la misma piedra
sólo que en otro sitio.
(RAFAEL BALDAYA)
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