martes, 14 de abril de 2015
No se quiebra esa rama (por José Luis García Martín)
Cómo se cuentan su secreto,
cuando nadie las mira,
las palabras.
No manzanas de oro,
no pomas mitológicas,
todo el sol del verano
feliz de aquella infancia
que no he vivido nunca
de nuevo aquí conmigo
en forma de naranja.
No se quiebra esa rama,
tan leve
como hilo de araña
y que sostiene el mundo.
La hora de la siesta
y ese rayo de sol
en el que danzan
su inquietante ballet
las musarañas.
Míralos. En el charco
del río chapotean
felices y desnudos
mi reflejo y el tuyo.
Tu nombre es un insulto,
babosa, y sin embargo
con envidia te miro,
indiferente a todo,
deshaciéndote en gozo.
Cuánta palabrería
para no decir nada.
A la noche le basta
un poco de silencio
para decirlo todo.
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4 comentarios:
¿Quién cruzaría
sin "tierra prometida"
este desierto?
(RAFAEL BALDAYA)
Me dan lástima las estrellas
luciendo hace tanto tiempo,
hace tanto tiempo...
Me da lástima de ellas.
¿No habrá un cansancio
de las cosas,
de todas las cosas,
como de las piernas o de un brazo?
Un cansancio de existir,
de ser,
sólo de ser,
el ser triste brillar o sonreír...
¿No habrá, en fin,
para las cosas que son,
no la muerte, pero sí
otra clase de final,
o una gran razón de ser,
algo así
como un perdón?
(PESSOA)
Ninguno de ellos
-Buda, Jesús, Mahoma-
escribe nada.
(CUQUI COVALEDA)
A menudo la religión ha funcionado como licencia para el mal. "Como soy religioso, todo -la inquisición, la conquista de tierras ajenas, matar infieles, la guerra santa...-, todo en general me está permitido".
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