Jamás me entregues
a la voracidad de la tierra, a su desgana.
Cuando llegue el momento, sea tu hijo, no tú,
como a orillas del Ganges, el que prenda la pira
para que arda mi boca por todas las mentiras
que dije;
mis manos,
por todo aquello que nunca supieron dar;
mi pecho,
por tantas veces como fui cobarde;
mi vientre,
por todo cuanto
comí sin acordarme del hambre de los otros;
mis pies,
por todas las semillas que pisaron;
para que arda mi sexo
por el amor que no hice.
6 comentarios:
Al hombre yo lo comparo
con un barquito de vela
y a la mujer con el viento
que donde quiere lo lleva.
Lo que desenredan diez hombres buenos lo vuelve a enredar un picapleitos.
En lo perfecto hay algo que no cuadra.
(BENJAMÍN PRADO)
¿En qué océano
se evaporó el agua
que está lloviendo?
(CUQUI COVALEDA)
Miguel Servet,
Giordano Bruno y llamas
piernas arriba.
(ALFONSO SANCHO SÁEZ)
Lo que no nos dijeron
era que en nuestra vida no se iba a encender
los focos a su tiempo, ni el atrezzo
podría deslumbrar al respetable.
Que nunca habría aplausos, ni ensayos, ni preestreno.
Que el telón caería solamente una vez.
Una sola función para pisar las tablas,
para emplearse a fondo.
Y luego nada.
(EDUARDO GARCÍA)
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