Sólo resta el desencanto
irrefrenable de tantos años.
Una casa, una habitación y una cama
que se comparten irremediablemente
con la furia agazapada.
Algunos sueños adobados por décadas.
Esos granizos que sueltas a menudo,
pese a que ya no me intimidan.
El permanente reclamo
por la falta de fósforos
y las bolsas para la basura.
El silencio circundante,
las ideas que me reprochan
en el pesado quehacer de las mañanas.
Y alguna que otra vez
nuestras prendas interiores
que coinciden en la cuerda para colgar la ropa.
1 comentario:
La experiencia es de gran utilidad. Sirve para reconocer un error cada vez que vuelves a cometerlo.
(GROUCHO)
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