martes, 18 de marzo de 2014
Mientras allá arriba (por Luis Rogelio Nogueras)
Allá arriba
las nubes de mi infancia sobreviven.
Gané y perdí
Amé
y a los treinta años
todavía soy el dueño del mundo.
Día a día contemplo las nubes
y me digo:
solo el deseo es eterno.
A mi modo soy feliz
al pie del muro blanco
una muchacha me besa.
Sus grandes ojos parecen preguntarme
si nuestro amor va a durar
toda la vida.
Yo sonrío
pero no le digo
que solo el deseo es eterno.
Cada mañana me miro en el espejo
atrás quedó la primavera
de mi vida
pero soy aún el dueño del mundo.
Y lo seré
mientras allá arriba
no se esfumen las nubes de mi infancia
no se apaguen los viejos deseos.
las nubes de mi infancia sobreviven.
Gané y perdí
Amé
y a los treinta años
todavía soy el dueño del mundo.
Día a día contemplo las nubes
y me digo:
solo el deseo es eterno.
A mi modo soy feliz
al pie del muro blanco
una muchacha me besa.
Sus grandes ojos parecen preguntarme
si nuestro amor va a durar
toda la vida.
Yo sonrío
pero no le digo
que solo el deseo es eterno.
Cada mañana me miro en el espejo
atrás quedó la primavera
de mi vida
pero soy aún el dueño del mundo.
Y lo seré
mientras allá arriba
no se esfumen las nubes de mi infancia
no se apaguen los viejos deseos.
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4 comentarios:
De lo mejor que leí en mi vida , es un misil , que bonito y que sabiduría , es un poema para hacer afición . El de ayer me gustó , sin pretensiones y con mucha verdad , un mensaje positivo y muy humano .
Sé alegre. Un hombre triste es un triste hombre.
El mejor instrumento del médico es la silla. La silla donde sentarse y oír a sus pacientes.
(MARAÑÓN)
Una reputación de mil años puede depender de la conducta de una hora.
(proverbio checheno)
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