Arráncame las áridas raíces,
déjame suspendida en el espacio,
entre los vientos firmes.
Allí se está como en un gran regazo
maternal y sin límites.
Déjame con los pájaros,
indagan lo invisible.
¡Ah, más allá del cielo se alza un árbol
que sus alas indómitas persiguen!
No lo han visto jamás y, sin embargo,
creen sentir su rumor en los confines.
Rumor de hojas distantes... Pero ¿acaso
no lo vieron, gigante, en el origen
primero de la vida, y en sus cantos
no es la voz de la ausencia lo que aflige?
Deja que suba a lo alto
y que mi canto vibre.
Canto la ausencia de algo,
de una estrella enterrada en nubes grises.
La sombra azul del árbol
se dilata y me ciñe.
Déjame con los pájaros.
Soy una flor delimitada y triste.
Arráncame los pétalos y el tallo
y la fragancia, y líbrame.
6 comentarios:
El aforismo no precisa ser cierto, pero debe ser certero.
(GOMEZ DÁVILA)
Sé cantar y sé bailar
y tocar la pandereta.
La que se case conmigo
lleva la fiesta completa.
Nadie es tan grande
que no albergue un pequeño
rincón mezquino.
(RAFAEL BALDAYA)
Vamos a China a buscar lo que tenemos en el portal.
La hora más oscura es la que precede a la salida del sol.
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