miércoles, 28 de enero de 2015
Bajo un cielo inceleste (por Wislawa Szymborska)
Lo llamamos grano de arena.
Pero él no se llama a sí mismo ni grano ni arena.
Prescinde de nombre
común, individual,
fugaz, duradero,
erróneo o adecuado.
Indiferente a nuestra mirada, al tacto.
No se siente ni visto ni tocado.
Y si cae en el alféizar de la ventana
la vivencia es nuestra, no suya.
A él tanto le da dónde caer
sin la certeza de estar cayendo
o de haber caído ya.
Desde la ventana hay una bella vista sobre el lago,
pero esta vista no es capaz de verse a sí misma.
Incolora, informe,
inaudible, inodora
e indolora vive en este mundo.
El fondo del lago nunca toca el fondo,
sus orillas no tienen orillas.
Sus aguas no se mojan ni tampoco se secan.
Las olas no se sienten singulares ni plurales.
Susurran sordas a su susurro
entre piedras ni pequeñas ni grandes.
Y todo sucede bajo un cielo de por sí inceleste,
donde el sol se pone sin ponerse nunca
y sin ocultarse se oculta tras una nube inconsciente,
que el viento alborota por el mero impulso
de soplar.
Transcurre un segundo.
Otro segundo.
Un tercer segundo.
Pero son sólo nuestros tres segundos.
El tiempo ha volado como mensajero con una noticia urgente.
Pero sólo es un símil elaborado por nosotros.
Personaje inventado, atribuida la prisa,
inhumana la noticia.
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3 comentarios:
Ocurra lo que ocurra, aun en el día más borrascoso, las horas y el tiempo pasan.
(SHAKESPEARE)
Pétalo a pétalo
voy libando la flor
de la alcachofa.
(JOSÉ LUIS PARRA)
Di la verdad. Di, al menos, tu verdad. Y después deja que cualquier cosa ocurra: que te rompan la página querida, que te tumben a pedradas la puerta, que la gente se amontone delante de tu cuerpo como si fueras un prodigio o un muerto.
(PADILLA)
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