Y el justo seguía al enviado de Dios,
inmenso y claro, por la negra montaña.
Pero la angustia le hablaba en voz alta a su esposa:
aún no es tarde, aún puedes mirar
las torres rojas de tu natal Sodoma,
la plaza donde cantabas en el patio, donde hilabas,
las vacías ventanas de la alta casa,
donde a tu querido esposo le pariste hijos.
Lanzó una mirada, y paralizada por un dolor mortal,
sus ojos ya no pudieron mirar más;
y se convirtió su cuerpo en sal transparente,
y sus veloces piernas se soldaron al suelo.
¿Quién llorará a esta mujer?
¿No parece ser la menor de las pérdidas?
Sólo mi corazón no olvidará jamás
a la que cambió su vida por una sola mirada.
6 comentarios:
Buda, Jesús,
Mahoma. De ninguno
tenemos fotos.
(RAFAEL BALDAYA)
...Pero tampoco hay bien que por mal no venga.
Dios hizo los alimentos, y el diablo la sal y las salsas.
(JOYCE)
Mi madre adoraba los niños. Por desgracia, nunca cayó en la cuenta de que yo lo era.
(GROUCHO)
Quien hace una excepción, hace un socavón.
El único criterio seguro para distinguir el sueño de la realidad no es otro que el puramente empírico del despertar, con el cual el nexo causal entre los acontecimientos soñados y los de la vigilia se rompe de forma expresa y sensible.
(SCHOPENHAUER)
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