Mi familia muerta está sentada en la sala
y conversa de las cosas del día.
Por esta calle arrastran muertos
—dice mi madre donde está ahora—
viendo pasar los muertos y las coronas.
Mi familia muerta está sentada en la sala.
Mi tía con sus largos brazos
y el pelo teñido, recordando.
Juan dijo que vendría a buscarla
y nunca volvió. Ella lo vio
con otra mujer y con el niño.
Juan dijo que vendría a buscarla
—repitió la familia.
La mesa con el búcaro y las flores
de papel, el radio viejo y el bastón.
Dios de la vida, exclama mi padre,
Y recoge los restos del día.
Quisimos hacer nuestra vida
a golpes, mientras sonaba
el reloj del comedor.
Mi familia muerta está sentada en la sala.
¿No irás al cine esta tarde
antes de la comida?
Al cine, mirando sus vidas,
sin que puedan cambiarlas,
con los ojos vacíos,
en la vigilia, cuando
crecen las uñas y el pelo de mi madre
es una cabellera sobre los huesos apagados.
Yo pienso en ella y no sé si llorar.
Si las imágenes alcanzaran la resurrección.
Sombras mías, ruinas que no podré rescatar,
manos sin huesos, pies que no caminan
y dejan olvidados los zapatos.
Sombras que no necesitan la oscuridad.
Aparecen bajo el sol, en las tardes,
sin que las invoque, cuando me levanto
despierto en medio de las luces.
Escucha, mi familia:
estoy aquí donde no hay nadie, viviendo
por ustedes, arrastrando los muertos,
y los miro entrar con las puertas cerradas.
Escuchen, sombras mías: en los sillones
que no encuentro, la noche viene
para apagar los trajes y las begonias.
4 comentarios:
A veces juntas
(no como agua y aceite)
Dicha y Tristeza.
(CUQUI COVALEDA)
Lo que el médico yerra lo tapa la tierra.
Es como un desamar amando
La nieve por tu cara
baja diciendo:
"Yo, donde no hago falta,
no me entretengo".
Publicar un comentario