la terraza, sin mí.
Mi pequeño sillón, vacío.
Sobre la mesa, una taza de té
y un libro abierto.
Los gatos dormitando;
las tórtolas, ociosas.
Abriéndose la flor,
sola, en el aire perfumado.
Las ramas de la acacia
levemente mecidas
por la brisa de otoño.
Las nubes deslizándose
con calma por el cielo.
Y he sentido la súbita nostalgia
de vivir el instante que ahora vivo.
3 comentarios:
Y yo me iré, y se quedarán los p@jaros cantando.
Pero también es una suerte ser prescindibles. "El mundo, por suerte, se las arregla sin mí"
"El mundo no me necesita"
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