zUmO dE pOeSíA

zUmO dE pOeSíA
de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

Ver una entrada al azar

sábado, 25 de enero de 2020

Despedida (por Rafael Cadenas)


Nuestras inscripciones fueron barridas,

nuestros lugares devorados por la arena,

nuestras fiestas convertidas en fogatas que avientan


su ilusorio mediodía.

Contemplamos la devastación.

Todas las creaciones de nuestros ojos

se hunden.

Respiramos

separación. El cisma

es nuestro

refugio.

No hay luz que nos enlace

pero una vez

corrió el licor abandonado,

desconocidas fuerzas de unión

manaron para marcar a fuego

toda la vida.

Ahora

quiero sentir sobre mí la alianza

que anonadó nuestros rostros.

Devuélveme el fulgor

y los ojos que le pertenecen.

El vino se ha eclipsado.

Los días de los amantes también pasan.

Excelencia de lo vivo sobre lo vivido.

Costa que se aleja,

puedes

darme el poder

de vivir en otra parte.



2 comentarios:

cajón desastre dijo...

Cada cosa está al borde de su precipicio
como una bola de billar al borde de su agujero.

(PONGE)

casa de citas dijo...

El paso del tiempo exaspera y condensa cualquier tormenta, aunque al principio no hubiera ni una nube minúscula en el horizonte. Uno ignora lo que el tiempo hará de nosotros con sus capas finas que se superponen indistinguibles, en qué es capaz de convertirnos. Avanza sigilosamente, día a día y hora a hora y paso a paso envenenado, no se hace notar en su subrepticia labor, tan respetuosa que nunca nos da un empujón ni un sobresalto. Cada mañana aparece con su semblante tranquilizador e invariable, y nos asegura lo contrario de lo que está sucediendo: que todo está bien y nada cambia, que todo es como ayer -el equilibrio de fuerzas-, que nada se gana y nada se pierde, que nuestro rostro es el mismo y también nuestro pelo y nuestro contorno, que quien nos odiaba nos sigue odiando y quien nos quería nos sigue queriendo. Y es todo lo contrario, en efecto, sólo que no nos permite advertirlo con sus traicioneros minutos y sus taimados segundos, hasta que llega un día extraño, impensable, en que nada es como fue siempre.

(MARÍAS)