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sábado, 7 de noviembre de 2020

Me arrancaron del sol blanco (por Jerome Rothenberg)


Me arrancaron del sol blanco y me
trajeron al sol negro, me
hicieron dormir entre hileras de abrigos:
yo era un niño de ciudad perdido en el campo, una
herida en la mano era todo lo que sabía de los sauces.
¿Puedes entender, oyes el ancho
bramar del viento contra el flanco
de la vaca, y los grillos que corren por mis
mangas, los grillos llenos de noche, como
pequeños soles negros? Inténtalo, yo también lo haré.
Sólo este grito guarda mi corazón, sólo este lamento.
Me arrancaron del sol blanco y me
trajeron al sol negro, y ahora no hay puerta
ni camino por donde volver.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi primera mascota fue un Grillo, los localizabamos por su cri cri cri en una finca colindante al barrio , los hacíamos salir del agujero con una pajita seca o con hormigas , eso sí ningún niño tenía más de dos grillos en las minúsculas jaulas que vendían para ellos , comían lechuga y tenían un innolvidable olor , los había muy cantarines , cuando se ponía a grillar transmitía felicidad , era un canto de la naturaleza . En las zonas comunes teníamos dos sauces llorones , y un vecino también tenía uno , pero los quitaron porque las raíces amenazaban los cimientos de las casas , es mi árbol favorito , sentarse con la espalda apoyada en el tronco del sauce te producía un gran bienestar , es un árbol mágico .
Eugenio Lomb.