viernes, 9 de mayo de 2014
De aquella dulcedumbre (por Miguel Ángel Velasco)
De cuanta mies cernida entre tú y yo,
de cuantos actos de preciso arder,
de fiebre singular, de gloria exacta
señora de su hora,
de aquel reconocerse el doble ausente
en el espejo mudo
del otro, qué gavilla
escasa de reflejos nos alcanza
la lente del recuerdo.
De aquella dulcedumbre de fundirse
solo y sola de gozo
en un cuerpo maestro, torneado
con las ondas sabidas del volver
la sed a su agua toda,
qué poco me retiene
el cuenco de mis lluvias.
Quedó quieto aquel vértigo
que te vi, que me viste, una celdilla
con la miel del amor
cuando nos jaleábamos,
y con todo y con tanto que celaba
la cámara del ámbar, qué tan parco
haz consiente la grieta
abierta en el olvido.
De aquella muchedumbre de los trigos
qué poco le rebosa al corazón
en su vaso de áridos.
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5 comentarios:
El olvido es un pozo que se traga muchas cosas y ni siquiera sabemos por qué engulle unas y otras no. ¿Me engullirás, olvido, o me guardas para la cena?
Un corazón en paz ve una fiesta en todas las aldeas.
(proverbio hindú)
Murió Colón
creyendo que existían
tres continentes.
(CUQUI COVALEDA)
El que tiene vergüenza ni come ni almuerza.
Amor viejo amor viejo, ni te olvido ni te dejo.
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