Nunca sabremos nada sobre el tiempo.
Ya cobija la cuna en suave sombra,
ya con su sombra oscura cubre al hombre.
Quizás acerca de esto las palabras
poco puedan decir. ¿Dónde la llave
de niebla que entreabría la mañana?
Era entonces eterno ese mañana
y ni siquiera preocupaba el tiempo
a quien creía poseer la llave
para abrirnos las puertas de la sombra.
-Nada nos preocupaban las palabras
propias de la miseria de los hombres-
¿Mas por qué esa miseria que a los hombres
disuade de esperar en el mañana?
¿Y esa desconfianza en las palabras
mayor aún cuanto menor el tiempo
de gozar de las luces y las sombras
antes que nos encierren bajo llave?
He intentado saber cuál es la llave
que nos descubra que por qué los hombres
se resignan al reino de la sombra
antes de que se extinga su mañana.
Años hace pensé: cuestión de tiempo;
cuestión de libros, años y palabras.
Algo sé ya de cierto. Con palabras
nadie nunca logró forjar la llave
que permitiera traspasar el tiempo.
Así, de nada sirve para el hombre
ni la promesa de un feliz mañana
ni la amenaza de la eterna sombra.
Mas todos fuimos dioses. Suaves sombras
nos cobijaron. Cálidas palabras
iluminando siempre la mañana.
En nuestra mano siempre aquella llave
que detenía el paso de los hombres
y penetraba el corazón del tiempo.
Ya sé que el tiempo huye como sombra,
que poco importa el hombre y su palabra
y que perdí la llave y el mañana.
6 comentarios:
Así va España. Por favor, lean en
http://www.elconfidencial.com/espana/2014-11-11/un-magistrado-del-tc-gasto-473-000-sin-justificar-en-protocolo-cuando-era-rector_436212/
La actualidad política (en sentido amplio) no hace más que darnos disgustos. Pero por suerte tenemos otra actualidad, la literaria, que este mes de noviembre va a darnos algunas satisfacciones de las grandes. Hoy mismo sale el último libro de Andrés Trapiello ("El final de Sancho Panza y otras suertes"). Y en breve, también lo nuevo en novela de Muñoz Molina (sobre el asesinato de Martin Luther King). Apetecibles "clavos ardiendo" a los que agarrarse en estos tiempos.
Compañerita del alma,
¡qué penita pasa aquel
que tiene el agua en los labios
y no la puede beber!
Sin una considerable dosis de bondad se puede ser listo, pero no inteligente.
(JULIÁN MARÍAS)
Vino que del cielo vino
vino con tanto vigor
que hasta al hombre más callado
lo vuelve predicador.
Lo muerto en nosotros es el maestro, aquel que sabe. Lo que está vivo en nosotros es el niño, aquel que ama, que juega a amar.
(CHRISTIAN BOBIN)
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