pasar una invisible compañía
con admirables músicas y voces,
no lamentes tu suerte, tus obras
fracasadas, las ilusiones
de una vida que llorarías en vano.
Como dispuesto desde hace mucho, como un valiente,
saluda, saluda a Alejandría que se aleja.
Y sobre todo no te engañes, no digas
que fue un sueño, que tus oídos te confunden;
a tan vana esperanza no desciendas.
Como dispuesto desde hace mucho, como un valiente,
como quien digno fue de tal ciudad,
acércate a la ventana con firmeza,
escucha con emoción, pero nunca
con lamentos y quejas de cobarde,
goza por vez final los sones,
la música exquisita de esa tropa divina,
y despide, despídete de Alejandría que así pierdes.
5 comentarios:
Dios, qué bueno el Kavafis.
Nada sabían
ni Galeno ni Hipócrates
de las bacterias.
(CUQUI COVALEDA)
Los que bailaban eran vistos como locos por quienes no podían oír la música.
(NIETZSCHE)
Y si no hay Dios,
que al menos venga Batman
a poner orden.
(CUQUI COVALEDA)
Un barco está seguro en el puerto, pero un barco no es para eso.
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