las nobles horas que una vez hiciste grandes.
Ocultas en su esplendor, en lo profundo de mi corazón yacen,
enterradas como soberanos en sus ropas reales.
Que no despierten de nuevo, mejor que se queden encerradas,
envueltas en recuerdos, adornadas con joyas y arreglos;
muchos reyes fantasmales han despertado del sueño de la muerte
y encontraron sus tronos decaídos y sus coronas robadas.
3 comentarios:
Todo vino y se fue, pero aún recuerdas
los días en los que amaste y fuiste amada.
Mi Buenos Aires, que era muy chico, el centro, era una ciudad de casas bajas, con patios, con azoteas, con aljibes. En el fondo de cada aljibe había una tortuga que estaba de filtro porque se comía los bichos. Al mismo tiempo, supongo, haría sus necesidades. Yo me he criado bebiendo agua de tortuga, y mi madre, que llegó a cumplir noventa y nueve años, también, y no nos hizo mal.
(BORGES)
Alto lo veo y cabal,
con el alma comedida,
capaz de no alzar la voz
y de jugarse la vida.
Publicar un comentario