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jueves, 7 de febrero de 2019

Soy forastera (por Inger Christensen)


He tratado de relatar un mundo que no existe
para que existiese. 
El aire que está inmóvil en el aire
sobre los campos de los alrededores de la ciudad 
a los que ya no voy.
La alegría de una distancia a la que te has acostumbrado. 
El sosiego de una desazón a la que te has acostumbrado. 
Como durante la fiebre alta
el júbilo de que no significas nada.

He tratado de mantener al mundo a distancia. 
Ha sido fácil.
Estoy acostumbrada a mantener el mundo a distancia. 
Soy forastera. 
Como mejor me encuentro es siendo forastera. 
De esa manera me olvido del mundo. 
De esa manera no lloro ni me encolerizo más. 
De esa manera el mundo se vuelve blanco e indiferente.

Y camino por cualquier parte. 
Y permanezco completamente inmóvil.
De esa manera me acostumbro a estar muerta.

Esto es un crítica del poder del hombre sobre el idioma
porque es una crítica del poder del idioma sobre el hombre.


4 comentarios:

Isidoro Capdepón dijo...

De alguna forma todos somos forasteros y extraños (extranjeros) en el mundo. Éste no es "nuestro" mundo, simplemente vivimos en él.

Fuego de palabras dijo...

Surgir, todos los días, limpio, como el crepúsculo,

de la amarga aspereza del día solitario…

vencer las negras dudas con una luz de rosa,

hacerse, cada hora, más noble y más lejano…

Diluirse en una vaga idealidad celeste,

en donde apunten claras estrellas de topacio…

no ser como los otros… desprenderse de todo…

esperar a la muerte soñando y suspirando…

Que el corazón se ponga transparente y abierto

como la cristalina ilusión del ocaso…

un ocaso divino, que persista en la noche

de las melancolías y de los desengaños…

(JRJ)

Cide Hamete Benengeli dijo...

Hasta mi ventana salta un pajarillo
de plumas oscuras y pico amarillo.
Fija en mí sus ojos brillantes y exclama:
«¿No te da vergüenza seguir en la cama?»

casa de citas dijo...

Lo peor de los prejuicios es que uno no sabe que los tiene.

(MUÑOZ MOLINA)