moreno, ardiente,
llegas sobre mi carne,
trayéndome semilla
de brillantes
miradas, empapado
de azahares.
Pones roja la luna
y sollozantes
los álamos cautivos, pero vienes
¡demasiado tarde!
¡Ya he enrollado la noche de mi cuento
en el estante!
Sin ningún viento,
¡hazme caso!,
gira, corazón;
gira, corazón.
Aire del Norte,
¡oso blanco del viento!
Llegas sobre mi carne
tembloroso de auroras
boreales,
con tu capa de espectros
capitanes,
y riyéndote a gritos
del Dante.
¡Oh pulidor de estrellas!
Pero vienes
demasiado tarde.
Mi almario está musgoso
y he perdido la llave.
Sin ningún viento,
¡hazme caso!,
gira, corazón;
gira, corazón.
Brisas, gnomos y vientos
de ninguna parte.
Mosquitos de la rosa
de pétalos pirámides.
Alisios destetados
entre los rudos árboles,
flautas en la tormenta,
¡dejadme!
Tiene recias cadenas
mi recuerdo,
y está cautiva el ave
que dibuja con trinos
la tarde.
Las cosas que se van no vuelven nunca,
todo el mundo lo sabe,
y entre el claro gentío de los vientos
es inútil quejarse.
¿Verdad, chopo, maestro de la brisa?
¡Es inútil quejarse!
Sin ningún viento.
¡hazme caso!
gira, corazón;
gira, corazón.
4 comentarios:
"Riyéndote", mezcla de riéndote y yéndote. (Pero también de niña, en Andalucía, oí a la gente decir "riyendo" y "riyéndote" como gerundio de reír.)
Dónde está la sabiduría
que hemos perdido en conocimiento
Dónde está el conocimiento
que hemos perdido en información
(ELIOT)
Hamlet es tan real como el cerebro que lo concibió.
(PESSOA)
Naturalmente que amaba los libros más que a las personas. Naturalmente que Jane Eyre tenía para mí más valor que el desconocido que ponía en marcha la palanca. Naturalmente que toda la obra de Shakespeare valía más que una vida humana. Naturalmente. Pero, a diferencia de la señorita Winter, me avergonzaba reconocerlo.
(SETTERFIELD)
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