zUmO dE pOeSíA

zUmO dE pOeSíA
de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

Ver una entrada al azar

martes, 16 de julio de 2019

Poemas plagiados (por Esteban Peicovich)


La humildad


Aquí no se come a gusto del cliente sino a gusto del mar.


(Anuncio de un restaurante de Caleta Córdoba, en la provincia de Santa Cruz)

Noticia de verano

Vino a morir. 

Una enorme tortuga de mar vino a morir en las playas de Necochea. La enterraron los niños.

(Leyenda de una fotografía. Diario Crónica, enero 10 de 1966)

Los ojos


El oficio ha cambiado. Antes se los amortajaba e iban a la tumba completamente vestidos, con toda su ropa interior, incluidas las medias y, por supuesto, con el mejor traje que tenían. Hoy sólo llevan el sudario, una sábana blanca. Hace años, yo me encargué una temporada de dar clase a los empleados novatos para que aprendieran a vestir convenientemente a los muertos. Aquí había ropa femenina y masculina de todo tipo. Se trataba de ponérsela con la mayor facilidad posible, sin contorsionar al muerto. Era un arte, y lo hacíamos muy bien. No crea que es asunto fácil vestir a un cadáver rígido.

Los muertos que se entierran en profundidad se mantienen más tiempo “enteros” que los que quedan a poca distancia de la superficie. Siempre son los ojos lo primero en desaparecer. Luego les sigue el resto de la cara.

(Declarado a El País por Julián Parra, director técnico de una funeraria en Madrid)


La esfinge

Si pasáis raudo, no veréis la sombra

(Pintada vista en una calle de Sevilla en marzo de 1985)

El horizonte más antiguo


“Mirá, papá, bueyes”.

(Las tres palabras con las que a sus 9 años sorprendió a su padre Marcelino –y luego al mundo- la niña María Sainz de Sautuola al descubrir por azar las cuevas de Altamira en el año 1875)


El poeta

Sol. Sol. Sol.

(Única palabra que repitió Robert Graves en una entrevista de dos horas en su casa de Deià, Mallorca, mientras me tomaba de la mano y me pedía que lo paseara entre los almendros de su finca)


 No la toquen ya más

Foliolos 4. Tugados, inequilátero, oblongos, obovado, cuspidado-abuminados, glandulíferos en la base, con las flores racemosas. El involucro y el cáliz muy tenuemente hirtomentosos. Cáliz con cinco lóbulos.

(Descripción botánica de una rosa)

La represión

El pescado ha de ser siempre blanco.
Quedan prohibidos los pescados azules.

(De una dieta dada por el endocrinólogo Basilio Moreno Esteban)

La metafísica

El tiempo ha terminado.

(Una de las respuestas que da una cocina fabricada en Estados Unidos dotada de voz sintética a través de ordenadores) 


Un versículo

Llévate el gris
que el gris va a ser la tierra

(De un electricista a otro, a propósito de un cable a colocar)


El levitador

El límite es el cielo.

(Lema que presidió todos los proyectos de Ogisa Otis, inventor del ascensor)

Que así sea

-Decime, mamá… ¿amén es como enter?

(Pregunta de un niño de diez años tras ser llevado por primera vez a una misa católica)


El instante

Sí, de la Librería. ¿Podría traerme una lágrima?

(Así escuchó la poeta Mónica Claus pedir por teléfono un café con un poco de leche a la librería que acababa de darle el libro de Adorno “No se puede escribir poesía después de Auschwitz”)

Posmo

Cero: No ser
(Hamlet)

(Graffiti repetido en muros de la Avenida Alem, de Buenos Aires)

La humildad


Lo intenté, pero no pude hacer feliz a la vida.

(Inscripción en una tumba en Filadelfia, Pennsylvania, Estados Unidos)


4 comentarios:

Tragikomedia dijo...

Muy bueno. La poesía está por todas partes (salvo en algunos libros de poesía!)

todo está en BORGES dijo...

Amamos lo que no conocemos, lo ya perdido.
El barrio que fue las orillas.
Los antiguos, que ya no pueden defraudarnos, porque son mito y esplendor.
Los seis volúmenes de Schopenhauer, que no acabaremos de leer.
El recuerdo, no la lectura, de la segunda parte del Quijote.
El oriente, que sin duda no existe para el afghano, el persa o el tártaro.
Nuestros mayores, con los que no podríamos conversar durante un cuarto de hora.
Las cambiantes formas de la memoria, que está hecha de olvido.
Los idiomas que apenas desciframos.
Algún verso latino o sajón, que no es otra cosa que un hábito.
Los amigos que no pueden faltarnos, porque se han muerto.
El ilimitado nombre de Shakespeare.
La mujer que está a nuestro lado y que es tan distinta.
El ajedrez y el álgebra, que no sé.

(BORGES)

hAiKu dijo...

Todo abanico.
Hermano, abre los brazos.
Dios es el punto.

(LORCA)

Lloviendo amares dijo...

Una cosa lamento: no saber lo que va a pasar. Abandonar el mundo en pleno movimiento, como en medio de un folletín. Yo creo que esta curiosidad por lo que suceda después de la muerte no existía antaño, o existía menos, en un mundo que cambiaba apenas. Una confesión: pese a mi odio a la información, me gustaría poder levantarme de entre los muertos cada diez años, llegarme hasta un quiosco y comprar varios periódicos. No pediría nada más. Con mis periódicos bajo el brazo, rozando las paredes, regresaría al cementerio y leería los desastres del mundo antes de volverme a dormir, satisfecho, en el refugio tranquilizador de la tumba.

(LUIS BUÑUEL)