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viernes, 20 de marzo de 2020

El hombre que escala las paredes (por Edgar Maldonado Bayley)


Colgado de una soga

el hombre que escala las paredes

tiene fuertes zapatones con clavos

Escala las paredes

porque ha olvidado las llaves de su casa

y mientras escala las paredes

hasta llegar al piso trece

se detiene algunos momentos

en los balcones de cada piso

donde aspira el olor de los geranios

las madreselvas

las hortensias

y los malvones

Hay sol

gallardetes

vendedores ambulantes

y más allá está el río

y más allá los puentes

por donde se va a la pampa

Abajo están los niños

que salen de las escuelas

y por el cielo pasan aviones y pájaros

y sombreros de anchas alas

que el viento arrancó a los desprevenidos

La soga ha sido atada a la viga

que sobresale en la azotea

Un hombre la ciñó a su cintura

y asciende tomándose de la soga

con sus manos enguantadas

Usa un chaleco floreado y una gorra a cuadros

Debe llegar al piso trece

donde tiene que regar unos claveles

pisar maíz

escribir unas cartas

y preparar una cazuela

Sube lentamente

y en cada piso se detiene un rato para descansar

Entra en el balcón de cada piso

y se sienta en un sillón

o se extiende sobre una reposera

y conversa con la vecina o los vecinos

y acepta un café o un mate

o deja caer un chorro de una bota de vino

en su garganta

o juega a las cartas

o escucha confidencias y da consejos

y cuenta algún episodio de su vida

hasta que saluda y se va

y sigue trepando por las paredes

colgado de una soga

Es el hombre que tiene fuertes zapatones con clavos

y un chaleco floreado y una gorra a cuadros

que olvidó las llaves de su casa

y aspira el olor de los geranios

y debe llegar al piso trece

antes de que aparezcan los búhos

y se iluminen las ventanas

Están los pájaros y el río allá lejos

y el césped del parque

y los caballos que galopan por la llanura

y esta silla desvencijada

y la bañera

fuera de uso

llena de tierra y de flores

y el mar y el navío que se acerca

y la lagartija que se escurre entre las rocas

y el vendedor de diarios que desde abajo

le grita consejos y advertencias

mientras el hombre vuela

asciende

conquista cada piso con esfuerzo

y mira siempre hacia arriba

la tierra está lejos

el cielo está lejos

El hombre que trepa por las paredes

colgado de una soga

cuando entra en una casa por el balcón

es bien recibido por los vecinos

y él trata de ser útil

pero en uno de los pisos

una mujer inesperada

que es una sola

y al mismo tiempo

todas las mujeres de su vida

le pide que la lleve con él

Entonces ella se ata también con la soga

y sube con el hombre

más allá del piso trece

hacia las nubes

el aire libre

el cielo

el viento

entre los geranios

las sombrillas

las reposeras

sobre puentes y puestos de diarios

y mástiles

y enredaderas

y algunas gotas

y semillas

y sueños

con su gorra a cuadros

con su chaleco floreado

con su enamorada de siempre


3 comentarios:

Anónimo dijo...


El desierto de la vida se justifica por sus oasis.

Anónimo dijo...

Estupenda frase de Anónimo
M.H

casa de citas dijo...

La razón se hace adulta y vieja; el corazón permanece siempre niño.


(NIEVO)