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domingo, 22 de noviembre de 2020

Habla el zorro (por Robert Rivas)


Un túnel de puras líneas rectas, pintado de negro

Como tiene curva a la derecha más adelante, parece sin salida

Ventanas rectangulares a ambos lados

Un diminuto zorrito de piel beige clara

cola gruesa y suave

orejas enormes

en el pabellón de los mamíferos

Vidriera, paredes lavadas de negro, piso de 'paisaje' de arena

gris

Por delante -que es lo único que hay- el pasillo

El resto de los compartimientos

podría ser un tren de cemento,

fijo

Va de ningún lado a ningún otro lado

Los 'pasajeros' pasan de largo por el pasillo

Se detienen a veces, miran con escasa atención

El espectáculo es pobre:

se trata de descubrir en qué lugar está el animal

correspondiente

El cartel indica género y especie Y un nombre en latín

Siempre parece ser un lugar abandonado en la noche

Pero el pequeño zorro no tiene manera de saberlo

Prestando cierta atención

al zorrito no le va ni le viene, al parecer

Esto es lo que le ha tocado en suerte

Si tiene memoria, si tuviese alguna noción del futuro

si acaso pudiese preguntarse por el sentido

de su existencia en particular

y de la existencia en general

en ese silencio de cada compartimiento

Excepto por la hora de la comida

que le es deslizada por una puertita vaivén de chapa

en el borde inferior de la pared trasera

sin que se vea a nadie

"Este es el punto cero de la existencia"

podría decir el zorrito beige

provisto de una mochila de lenguaje

¿El tiempo es lo que transcurre

desde que salí del vientre de mi madre

o es mucho pero mucho antes, el tiempo

del origen de los zorritos color beige de cola abundante

y orejas grandes?

Hasta que me quede definitivamente quieto

-tardarán un poco en notarlo-

la oscuridad poblada de silencios

y siseos de reptiles

trinos de insectos

chillidos de pájaros nocturnos

Podría haber sido un civeto, un lemur, una equidna

Pero esta no es una de sus ocurrencias

No conoce a nadie de su especie

ni de otra

Meo-como-cago-duermo

Existo es una palabra dura y diminuta

(también vale para el caso "existencia insuficiente")

y, en mi rincón de arena

en el compartimiento iluminado

sin día ni noche ni sol ni luna

sin viento ni lluvia ni nubes ni estrellas

esto es lo que tengo:

una palabra dura que roer

una palabra mullida en la que acurrucarme


1 comentario:

Anónimo dijo...


¿De quién somos el zoo, el criadero o la granja? ¿Quién nos observa del otro lado?