zUmO dE pOeSíA

zUmO dE pOeSíA
de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

Ver una entrada al azar

jueves, 19 de noviembre de 2020

La rama verde (por Eloy Sánchez Rosillo)


Ay, árbol del vivir,
árbol de la ilusión y de los desengaños,
de las revelaciones.
Cuando te agita el viento de la edad,
las hojas secas caen.
Pero en la rama aún verde de la infancia
-la que está más arriba, la que en la luz se mueve-
canta el jilguero.


4 comentarios:

TóTUM REVOLùTUM dijo...

Los años nos alejan de la infancia sin llevarnos forzosamente a la madurez. Uno de los pocos méritos que admito en un autor como Gombrowicz es haber insistido, hasta lo grotesco, en el destino inmaduro del hombre. La madurez en una impostura inventada por los adultos para justificar sus torpezas y procurarle una base legal a la autoridad. El espectáculo que ofrece la historia antigua y actual es siempre el espectáculo de un juego cruel, irracional, imprevisible, ininterrumpido. Es falso, pues, decir que los niños imitan los juegos de los grandes: son los grandes los que plagian, repiten y amplifican, en escala planetaria, los juegos de los niños.

(RIBEYRO)

Sandra Gavrilich dijo...

También de Sánchez Rosillo, este hermoso poema:


Caminar muy temprano,
entre dos luces aún, en la mañana
revuelta de febrero,
por esta carretera ahora sin nadie.
A mano izquierda, el mar,
que es todavía parte de la noche,
y que apenas se ve,
confuso y encubierto por la bruma,
pero del que se oyen
el bronco respirar y los estruendos
de sus arduos quehaceres invernales.
Y a la derecha, al margen de mis pasos,
en su milagro íntimo,
el verde juvenil y tembloroso
del trébol con rocío.

Lloviendo amares dijo...

La única condición que me distingue es la de haber recorrido la vida sin dejar morir al niño de los inicios. Hoy, a los ochenta, lo soy. Las células jadean, los huesos chirrían, se deforma el muñeco carnal, pero el infante lozano lo asiste en su andadura por el jardín de los asombros. Ignoro qué, quién, dispuso que el tiempo me distinguiera así. Lo considero una gracia. De tal índole que la muerte deberá dejarle paso a este niño soberano, independiente de mí, cuando el hombre acabe. Cuando suceda, saltará hacia el nuevo asombro. Pino, pez, jazmín, ornitorrinco. La fiesta continúa.

(ESTEBAN PEICOVICH)


F dijo...

MIS ÁRBOLES

"Míranos hoy, querido amo, tú que tan bien nos tratas; míranos hoy que hace una tarde tibia y soleada.  Pues un día de  hace años nos plantaste, y otro  acarreaste a brazo toneladas de estiércol para que creciéramos vigorosos y sanos. No todos te gratificamos por el esfuerzo. Algunos fuimos cicateros y pasamos largos años desentendidos de nuestra obligación que era fructificar en abundancia; otros, los menos afortunados y por ello inocentes, perecieron jóvenes victimas de los topillos que les devoraban las raíces tiernas. Pero hoy (y a mí me han comisionado los compañeros) queremos que sepas que te agradecemos tanto como has hecho por nosotros: la poda esmerada de febrero a marzo, el abono de antaño, las horquillas que nos pones soportando el peso de las ramas si venimos muy cargados, que nos trates las enfermedades de los hongos, que nos coloques bridas en el tronco abierto si quebramos.
Pero sobre todas las cosas..., que nos acaricies la corteza. Y que nos hables."