El amor ascendía entre nosotros
como la luna entre las dos palmeras
que nunca se abrazaron.
El íntimo rumor de los dos cuerpos
hacia el arrullo un oleaje trajo,
pero la ronca voz fue atenazada.
Fueron pétreos los labios.
El ansia de ceñir movió la carne,
esclareció los huesos inflamados,
pero los brazos al querer tenderse
murieron en los brazos.
Pasó el amor, la luna, entre nosotros
y devoró los cuerpos solitarios.
Y somos dos fantasmas que se buscan
y se encuentran lejanos.
2 comentarios:
Sólo en las hondas raíces del tiempo
crecen las plantas eternas del amor.
Muchas veces pasamos de largo y no vemos,
sordos como somos a la queja del amor.
Pasamos a un paso como si no estuviera
allí diciéndose. Y está allí y pasamos
de largo para siempre.
(MUÑOZ ROJAS)
Dime , mujer, cuando el amor se acaba
¿sabes tú adónde va?
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