La protegí del viento con mi manto; por eso la lámpara se apagó.
¿Por qué se mustió la flor?
La estreché, inquieto y amoroso, contra mi corazón; por eso se mustió la flor.
¿Por qué se secó el río?
Hice un dique para retener el agua para mí; por eso el río se secó.
¿Por qué se rompió la cuerda del arpa?
Quise dar una nota por encima de ella; por eso la cuerda del arpa se rompió.
3 comentarios:
Ah, amigo mío, todo lo que se fuerza para un fin produce su contrario. Difícil expresarlo mejor que con los ejemplos que da Tagore.
Sobreproteger es dañar.
La gloria no es otra cosa que un olvido aplazado.
(RAMÓN Y CAJAL)
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