dejaron sombras de luces
disparadas en la arena.
El camino estaba quieto,
muerto del blanco preciso
con doce heridas de invierno.
En las ramas de los pinos
el pensamiento giraba
las brisas de los olivos.
Una vez cerca. El espacio
vacío, libre, perdido
a lo largo de los brazos.
Y qué lejos el momento,
cuatro paredes baratas
imágenes del espejo.
Ni tú ni yo. Las ventanas
altas, abiertas, desnudas,
suicidas de madrugada.
2 comentarios:
El amor se demuestra en el fracaso, en la enfermedad y en el perdón.
Qué bien que me dormiré
sabiendo que al despertar
a mi lado te veré.
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