a cualquier hora y a todas horas;
en su mirada no llevan domicilio
ni remitente, por lo mismo, nadie
habrá que los reclame, a quien
hagan falta, quien los extrañe.
Ellos tampoco, quizá de un momento
a otro se asumieron como son:
libres como un guante o un paraguas
olvidado; acaso una sábana
de algodón sin su par,
sin su correspondiente envés,
como una cicatriz que va sin
rostro, abierta, indolora.
4 comentarios:
Ni por rico realzarse ni por pobre rebajarse.
Cada vez que leo algo que han escrito contra mí, no sólo comparto el sentimiento sino que pienso que yo mismo podría hacer mucho mejor el trabajo. Quizá debería aconsejar a los aspirantes a enemigos que me envíen sus críticas de antemano, con la seguridad de que recibirán toda mi ayuda y mi apoyo. Hasta he deseado secretamente escribir, con seudónimo, una larga invectiva contra mí mismo. ¡Ay, las crudas verdades que guardo!
(BORGES)
Orgullosa de mi corazón despedazado
desde que tú lo despedazaste.
Orgullosa del dolor que antes de ti no sentí jamás.
Orgullosa de mi noche desde que tú con lunas la apagaste.
No compartir tu pasión es mi humildad.
(EMILY DICKINSON)
Los ignorados somos los más.
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