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jueves, 7 de marzo de 2019

Intactos (por Víctor Botas)


No me preguntes cómo pasa el tiempo.
El caso es que ya estoy un poco sordo
y el pelo me blanquea. Sin embargo,
aún siento un no sé qué, algo muy tenue
(como un temblor de luna en un estanque),
aquí, justo en la boca del estómago,
cada vez que te miro. Qué curioso,
qué curioso, ¿verdad? Qué raro: el tiempo,
que en Babilonia destruyó las rosas,
que terminó con Júpiter y a polvo
redujo los imperios y las caras
(que todo se lo lleva por delante
como un rinoceronte enloquecido),
me parece que hoy se va a dejar
los dientes (por lo menos), en su inútil
empeño de ir borrándote esos ojos
que intactos yo lo quiero aquí se quedan.



4 comentarios:

Isidoro Capdepón dijo...

Todo vino y se fue, pero aún perduran los días en los que amaste y fuiste amada.

Fuego de palabras dijo...

A RAFAEL CANSINOS-ASSENS (Jorge Luis Borges)

Larga y final andanza sobre la exaltación arrebatada del ala del viaducto.
A nuestros pies, busca velajes el viento, y las estrellas —corazones absueltos— laten intensidad. Bien paladeado el gusto de la noche, traspasarlos de sombra, vuelta ya una costumbre de nuestra carne la noche.
Noche postrer de nuestro platicar, antes que se levanten entre nosotros las leguas.
Aún es de entrambos el silencio donde como praderas resplandecen las voces.
Aún el alba es un pájaro perdido en la vileza más lejana del mundo.
Última noche resguardada del gran viento de ausencia.
Grato solar del corazón; puño de arduo jinete que sabe sofrenar el ágil mañana.
Es trágica la entraña del adiós como de todo acontecer en que es notorio el Tiempo.
Es duro realizar que ni tendremos en común las estrellas.
Cuando la tarde sea quietud en mi patio, de tus cuartillas surgirá la mañana.
Será la sombra de mi verano tu invierno y tu luz será gloria de mi sombra.
Aún persistimos juntos.
Aún las dos voces logran convenir, como la intensidad y la ternura en la puesta del sol.

Lloviendo amares dijo...

Conversación entre Borges y Juan Rulfo (año 1996)

BORGES: Imagínese, don Juan, lo desdichados que seríamos si fuéramos inmortales.

RULFO: Sí, verdad. Después anda uno por ahí muerto haciendo como si estuviera uno vivo.

BORGES: Le voy a confesar un secreto. Mi abuelo, el general, decía que no se llamaba Borges, que su nombre verdadero era otro, secreto. Sospecho que se llamaba Pedro Páramo. Yo entonces soy una reedición de lo que usted escribió sobre los de Comala.

RULFO: Así ya me puedo morir en serio.

( http://borgestodoelanio.blogspot.com/2016/12/jorge-luis-borges-y-juan-rulfo-la.html?m=1 )


TóTUM REVOLùTUM dijo...

PROCEDER A (Isidoro Capdepón)


Yo no me levanto por la mañana. Procedo a levantarme. Yo no me doy una ducha. Procedo a dármela. Yo no desayuno. Procedo a desayunar. Yo no me lavo los dientes. Procedo a lavármelos. Yo no voy a trabajar. Procedo a ir. Etcétera. Así que heme aquí sin hacer nada concreto. Sólo procediendo o, más exactamente, procediendo a proceder.