y violentan su cuerpo cuando crecen.
Una mano se alza, araña el aire,
no asume la distancia, busca el cielo.
Se camufla de hojas, de flores y de frutos,
da cobijo a los pájaros, se afana
en los quehaceres propios de su nombre,
bebe la luz, se esconde en la belleza acaso
para esconder también aquel empeño inútil
al que regresa siempre cuando completa el círculo,
se desnuda e intenta, desesperadamente,
llegar tan alto
en vano.
La otra, que sujeta todo el árbol
al suelo y lo mantiene vivo y recto,
la que lo ancla a la tierra firmemente,
se hunde en la humedad sin luz ni horas,
se hipertrofia y encuentra su alimento
en lo podrido.
Y la diestra no sabe lo que hace la siniestra.
También saben los árboles lo que es la simetría
y de la enfermedad del crecimiento
en todas direcciones.
3 comentarios:
Always growing, always learning
Quien de verdad quiera conservar en la memoria lo sucedido, no debe entregarse a los recuerdos. El recuerdo humano es un proceso demasiado agradable como para retener el pasado; es lo contrario de lo que pretende ser. Porque el recuerdo puede más, mucho más: realiza con tenacidad el milagro de concertar la paz con el tiempo ido, en la que se volatiliza cualquier asomo de rencor y el blando velo de la nostalgia se deposita sobre todo lo que se percibió como duro acerado. Las personas felices tienen mala memoria y hermosos recuerdos.
(THOMAS BRUSSIG)
Ni se puede ocultar, ni se puede fingir, mucho tiempo el amor.
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