Veintiocho muchachos se bañan en la orilla,
veintiocho muchachos, y todos tan cariñosos;
veintiocho años de vida femenil y todos tan solos.
Ella es dueña de la bonita casa que se alza sobre la ribera,
se oculta elegante y ricamente vestida tras las persianas.
¿Cual de los muchachos es el que más le gusta?
Ah, el más feúcho es el que parece más bello.
¿Adónde va, señora? Que la veo,
salpica allí en el agua, aunque permanece totalmente
inmóvil en su cuarto.
Bailando y riendo por la playa vino la vigésimo novena bañista,
los demás no la vieron, pero ella sí que los vio y los amó.
Las barbas de los muchachos relucían húmedas, el agua
corría por sus largos cabellos,
arroyuelos recorrían sus cuerpos.
Una mano invisible también pasaba por sus cuerpos,
por sienes y costillas descendía temblorosa.
Los muchachos flotan boca arriba, sus vientres sobresalen
bajo el sol, no preguntan quién se les prende con fuerza,
no saben quién jadea y declina con un arco colgante
y que se curva,
no piensan a quién empapan de espuma.
3 comentarios:
¡Vamos! ¿Quién da gritos de asombro por un milagro?
Yo por mi parte no conozco más que milagros.
Ya sea que camine por las calles de Manhattan
o levante los ojos más allá de los tejados y mire el cielo
o ande descalzo por la playa a la orilla del mar
o me pare debajo de los árboles en el bosque
o converse en el día con una persona querida
o me siente a la mesa con otro
o mire a los desconocidos que van frente a mí en el tranvía
o bien observe a las abejas volar alrededor de su colmena
un mediodía de verano
o a los animales que pacen en el campo
o la maravilla de la puesta de sol o las estrellas tan
silenciosas y brillantes
o la fina, exquisita, delgada curva de la luna nueva en la primavera
esas cosas y todas las otras, todas y cada una, son para mí, milagros;
todo relacionado en un solo conjunto y cada cosa, sin embargo, distinta y en su lugar,
para mí cada hora del día y de la noche es un milagro.
Cada pulgada cúbica de espacio es un milagro.
Cada vara cuadrada de superficie está que hierve de milagros,
para mí el mar es un incesante milagro,
los peces que nadan en él —las rocas— el movimiento de las olas —los barcos y los hombres
que viajan en ellos...
¿Es que hay acaso algo más que milagros?
Los clásicos siguen plagiándonos desde la tumba.
(RIBEYRO)
Sí, hay más milagros..Resistir traiciones en agonía interminable y no morir; resistir engaños,gigantescas mentiras, abominables mentiras, absurdas y asquerosas mentiras, y que el corazón siga latiendo, fuerte, despacito, pero latiendo, cayendo, pero latiendo, desgarrándose pero latiendo, suplicando que el dolor se termine y, sin embargo,latiendo, resistiendo, resistiendo, ese corazón desamparado y traicionado, una y otra vez, y resistiendo..Si no es un milagro, ¿qué es?
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