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miércoles, 9 de octubre de 2019

No estoy y estoy (por Vicente Huidobro)


Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia
hay la espera de mí mismo
y esta espera es otro modo de presencia
la espera de mi retorno
Yo estoy en otros objetos
ando en viaje dando un poco de mi vida
a ciertos árboles y a ciertas piedras
que me han esperado muchos años

Se cansaron de esperarme y se sentaron

Yo no estoy y estoy
Estoy ausente y estoy presente en estado de espera
Ellos querrían mi lenguaje para expresarse
y yo querría el de ellos para expresarlos
He aquí el equívoco el atroz equívoco

Angustioso lamentable
me voy adentrando en estas plantas
voy dejando mis ropas
se me van cayendo las carnes
y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas
Me estoy haciendo árbol Cuántas cosas me he ido convirtiendo en otras cosas...
Es doloroso y lleno de ternura

Podría dar un grito pero se espantaría la transustanciación
Hay que guardar silencio Esperar en silencio


3 comentarios:

Lloviendo amares dijo...

amigo Heráclito:
desembocan todos todo el tiempo
el mar en las nubes,
las nubes en la lluvia,
la lluvia en los ríos,
los ríos en el mar,
el mar en las nubes,
las nubes en la lluvia,
la lluvia en los ríos,
los ríos en el mar,
el mar en las nubes,
las nubes en la lluvia...
el tiempo todo todos desembocan:
amigo Heráclito

(RAFAEL BALDAYA)

todo está en BORGES dijo...

El número de todos los átomos que componen el mundo es, aunque desmesurado, finito, y sólo capaz como tal de un número finito (aunque desmesurado también) de permutaciones. En un tiempo infinito, el número de las permutaciones posibles debe ser alcanzado, y el universo tiene que repetirse. De nuevo nacerás de un vientre, de nuevo crecerá tu esqueleto, de nuevo arribará esta misma página a tus manos iguales, de nuevo cursarás todas las horas hasta la de tu muerte increíble.

(BORGES)

Fuego de palabras dijo...

Canto lo que perdí y me da miedo lo ganado,
camino combatiendo eternamente,
mi rey, un rey perdido y también mis soldados;
y aunque corran mis pies desde el alba al ocaso
suenan siempre en la misma piedra breve.

(W.B. YEATS)