de mi madre, en mitad de la llanura,
tenía una ventana que se abría
a los prados; al fondo una frondosa barrera
escondía el Ticino y, todavía más al fondo,
aparecía una oscura franja de colinas.
Yo, entonces, solo había visto
una vez el mar, pero mantenía
una amarga nostalgia de enamorada.
Hacia la tarde, miraba el horizonte,
entrecerraba un poco los ojos, acariciaba
los contornos y los colores entre las pestañas
y la línea de colinas se alisaba
trémula, azul. Me parecía el mar
y me gustaba más que el verdadero mar.
4 comentarios:
Casi todo es mejor en la imaginación que en la imagen.
Dos alegrías el huésped da: una cuando viene y otra cuando se va.
Serpiente con patas no es serpiente.
(proverbio brasileño)
Tomás de Aquino
nunca pudo probar
el chocolate.
(CUQUI COVALEDA)
Publicar un comentario