Dame tu pata, como buena estrella, Jim.
Una pata igual no vi en mi vida.
Ladremos juntos este día tranquilo
a la cara de la luna que nos mira.
Dame tu pata, como buena estrella, Jim.
No seas así; no te relamas tanto...
Sólo quiero que caigas en la cuenta...
Porque tú no sabes lo que es esta vida,
ni que vivirla merece la pena.
Sé que tu dueño es amable y distinguido,
que por su casa pasan muchos caballeros.
Y todos ellos, sonriendo, pretenden
acariciar tu piel de terciopelo.
¡Eres, a lo perro, una hermosura!
Juguetón, ingenuo y cariñoso.
Y sin pedir a nadie explicaciones,
besas, como el amigo ebrio, a todos.
Amigo Jim, entre todos esos huéspedes,
¡hubo tantos así y de mil maneras!...
Dime, ¿aquella tan callada, la más triste,
no entró tal vez por esa puerta?
Ella vendrá, te juro que ella viene.
Y si por desgracia, yo, allí no estuviera,
lámele por mí su mano, con ternura,
por todo cuanto fui culpable e inocente.
10 comentarios:
El mar está entre
los concéntricos círculos
de tus pupilas.
(CUQUI COVALEDA)
Deshacer un error siempre lleva m´s tiempo que cometerlo.
Sin Afrodita
ninguno de nosotros
existiríamos.
(RAFAEL BALDAYA)
No se es padre sólo por tener un hijo, como no se es pianista por tener un piano.
Oye, Fidel:
Si lo tuyo es tan bueno,
¿por qué censuras?
(CUQUI COVALEDA)
Mi pena es muy mala
porque es una pena
que yo no quisiera
que se me quitara.
Recesión es cuando tu vecino pierde el empleo. Depresión es cuando lo pierdes tú.
(SAMUELSON)
Puedes aplastar a una persona con el peso de tu lengua.
Sólo tengo un amigo: el eco. ¿Y por qué es mi amigo? Porque yo amo mi pena y él no me la quita. Yo sólo tengo un confidente: el silencio de la noche. ¿Y por qué es mi confidente? Porque se calla.
(KIERKEGAARD)
EN LA BIBLIA NO APARECE NADIE FUMANDO
Pero qué tal si Dios o los que escribieron la Biblia
se olvidaron de agregar los cigarros
y en realidad todas esas figuras bíblicas
se pasaban el día entero fumando
al igual que en los cincuenta en que se podía fumar
en los aviones y hasta en la televisión
y yo imagino a todos esos gloriosos judíos
llevándose sus cigarrillos a los labios
y expulsando el humo por las narices
en lo que aguardan
por sus visiones o porque Dios les hable,
e imagino a David tocando el harpa
en un templo lleno de humo,
a Abraham fumando cigarro tras cigarro
antes de decidirse a matar a Isaac,
a María fumando antes de darle a José
la noticia de que está embarazada,
e incluso imagino a Jesús sacando un cigarro
de detrás de la oreja y fumando
para relajarse antes de dirigirse a las multitudes
reunidas en torno suyo.
Yo no soy un fumador.
Pero a veces me vienen ganas y fumo
como en este instante en que miro la lluvia
caer tras la ventana
y me siento como Noé cuando esperaba
que pasara el diluvio y se la pasaba
de arriba a abajo por toda el arca
buscando donde había puesto
esa maldita cajetilla.
(FRANK BÁEZ)
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