sábado, 21 de noviembre de 2009
Pero dejad tranquilo a ese niño (por Miguel Labordeta)
Mataos.
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.
Invadid con vuestro traqueteo los talleres, los navíos, las universidades,
las oficinas espectrales donde tanta gente languidece.
Triturad toda rosa, hollad al noble pensativo.
Preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerte…
Inundad los periódicos, las radios, los cines, las tribunas,
pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo
ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.
Asesinaos si así lo deseáis.
Exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
que jamás asireís un fusil de bravura.
Asesinaos pero vosotros los inquisitoriales azuzadores de la matanza…
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna,
al campesino que nos suda la harina y el aceite,
al joven estudiante con su llave de oro,
al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo
y al hombre gris que coge los tranvías
con su gabán roído a las seis de la tarde.
Esperan otra cosa.
Los parieron sus madres para vivir con todos
y entre todos aspiran a vivir: tan sólo esto.
Y de ellos ha de crecer
si surge una raza de hombres y mujeres con puñales de amor inverosímil hacia
otras aventuras más hermosas.
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.
Invadid con vuestro traqueteo los talleres, los navíos, las universidades,
las oficinas espectrales donde tanta gente languidece.
Triturad toda rosa, hollad al noble pensativo.
Preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerte…
Inundad los periódicos, las radios, los cines, las tribunas,
pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo
ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.
Asesinaos si así lo deseáis.
Exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
que jamás asireís un fusil de bravura.
Asesinaos pero vosotros los inquisitoriales azuzadores de la matanza…
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna,
al campesino que nos suda la harina y el aceite,
al joven estudiante con su llave de oro,
al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo
y al hombre gris que coge los tranvías
con su gabán roído a las seis de la tarde.
Esperan otra cosa.
Los parieron sus madres para vivir con todos
y entre todos aspiran a vivir: tan sólo esto.
Y de ellos ha de crecer
si surge una raza de hombres y mujeres con puñales de amor inverosímil hacia
otras aventuras más hermosas.
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8 comentarios:
Me alegro de inaugurar esta página en lo que a comentarios se refiere.
Hola, Indecible, ya ves que compartimos afición.
Perrillo de muchas bodas, no come en ninguna por comer en todas.
No dejaremos de explorar
y el final de la exploración será llegar al punto de partida y conocer el sitio por primera vez.
(T.S. ELLIOT)
El hombre frugal es su propio médico.
(proverbio griego)
O vas al grano,
escritor, o vas al
aburrimiento.
(CUQUI COVALEDA)
Describir es descubrir.
-¿Con qué te lavas la cara
que tan colorada estás?
-Me lavo con agua clara
y Dios pone lo demás.
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