zUmO dE pOeSíA

zUmO dE pOeSíA
de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

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miércoles, 30 de junio de 2010

La realidad (por Wislawa Szymborska)

La realidad no se esfuma
como se esfuman los sueños.
Ni ruidos ni timbres
la dispersan,
ni gritos ni estruendos
la interrumpen.
Las escenas en los sueños
son equívocas y ambiguas,
lo que se puede explicar
de muy distintas maneras.
Lo real representa lo real,
por eso es mayor su misterio.
Para los sueños hay llaves.
La realidad se abre sola
y no se deja cerrar.
Por el resquicio se asoman
certificados y estrellas,
se derraman mariposas
y almas de viejas planchas,
gorros sin sus cabezas
y los cráneos de las nubes.
De esto surge un acertijo
que no tiene solución.
Sin nosotros no habría sueños.
Aquel sin quien no habría realidad
no es conocido,
y el producto de su insomnio
se contagia a todo el que despierta.
No deliran los sueños,
delira la realidad
aunque sea por la insistencia
con que se aferra
al suceder de los hechos.
En los sueños aún vive
nuestro difunto reciente,
goza de buena salud,
se ve incluso más joven.
La realidad tiende ante nosotros
su cuerpo sin vida.
No retrocede ni un paso.
Los sueños son tan ligeros
que la memoria se los quita de encima fácilmente.
La realidad no tiene que temerle al olvido.
Es un hueso duro de roer.
Nos trae de cabeza,
nos pesa en el alma,
se nos enreda en los pies.
No hay escapatoria,
la realidad nos acompaña en cada huida.
Y no hay una estación
de nuestro itinerario
en la que no nos espere.

martes, 29 de junio de 2010

Hay una soledad (por Emily Dickinson)

Hay una soledad del mar,
una soledad del espacio,
una soledad de la muerte.
Y no obstante parecen compañía
comparadas con ésa más profunda
intimidad polar,
infinitud finita:
la del alma consigo misma.

lunes, 28 de junio de 2010

Cansado de todos los que llegan con palabras (por Tomas Tranströmer)

Cansado de todos los que llegan con palabras, palabras, pero no lenguaje
parto hacia la isla cubierta de nieve.
Lo salvaje no tiene palabras.
¡Las páginas no escritas se ensanchan en todas direcciones!
Me encuentro con huellas de pezuñas de corzo en la nieve.
Lenguaje, pero no palabras.

sábado, 26 de junio de 2010

Todo va a dormir (por Fernando Pessoa)

Comienza a haber medianoche, a haber sosiego
en cada parte de las cosas superpuestas,
los varios pisos que acumulan vida.
Han acallado el piano del tercero...
Ya no oigo los pasos del segundo...
En el entresuelo la radio está en silencio...
Todo va a dormir.
Me quedo a solas conmigo y con el universo entero.
No quiero asomarme a la ventana:
Si mirara, ¡cuántas estrellas!
¡Qué grandes silencios mayores en lo alto!
¡Qué anticiudadano cielo!
Prefiero, recluido
en el deseo de no ser recluso,
escuchar, anhelante, los ruidos de la calle...
un automóvil -¡demasiado deprisa!-.
Los dobles pasos, dialogando, me hablan…
El ruido del portal que cierran bruscamente duele…
Todo va a dormir...
Sólo yo velo, somnoliento, escuchando,
esperando,
algo antes de dormir...
Algo.

viernes, 25 de junio de 2010

Ésta es mi creación (por Ted Hughes)

Cuando Dios, asqueado con el hombre,
se volvió para el cielo,
y el hombre, asqueado de Dios,
se volvió cara a Eva,
todo pareció desmoronarse.
Pero Cuervo Cuervo
Cuervo los juntó clavándolos,
juntó el cielo y la tierra clavándolos.
Y entonces el hombre gritó, pero con la voz de Dios.
Y Dios sangró, pero la sangre del hombre.
El cielo y la tierra crujieron por la juntura
que empezó a gangrenarse y heder
un horror imposible de redimir.
La agonía no disminuyó.
El hombre no podía ser el hombre, ni Dios, Dios.
La agonía
se intensificó.
Cuervo
sonrió burlonamente
gritando: “Ésta es mi Creación”,
enarbolando la bandera negra de sí mismo.

jueves, 24 de junio de 2010

Ese "No" (por Konstantinos Kavafis)

A ciertas personas llega un día
en que deben decir el gran Sí o el gran No.
Pronto aparece quien dentro lleva
presto el Sí, y diciéndolo prosigue
adelante en su honor y propia convicción.
Quien dijo No, no se arrepiente. Si de nuevo le preguntasen,
diría No otra vez. Pero ese No -legítimo-
lo avasalla para toda su vida.

miércoles, 23 de junio de 2010

Un hermoso lugar si... (por Lawrence Ferlinguetti)

El mundo es un hermoso lugar
para nacer
si no te importa que la felicidad
no siempre sea
tan divertida
si no te importa un toque del infierno
cada tanto
justo cuando todo está bien
porque incluso en el cielo
no cantan
todo el tiempo
El mundo es un hermoso lugar
para nacer
si no te importa que algunas personas mueran
todo el tiempo
o quizá sólo mueran de hambre
parte del tiempo
que no es ni la mitad de malo
si no te toca a ti
¡Oh! el mundo es un lugar hermoso
para nacer
si no te importan demasiado
algunas mentes anquilosadas
en los altos cargos
o una bomba o dos
cada tanto
sobre tu cara altiva
o cualquier otra canallada
en la medida en que nuestra Marca social
es víctima
con sus hombres distinguidos
y sus hombres extintos
y sus curas
y sus guardias
y sus diversas segregaciones
y las investigaciones del Congreso
y otras constipaciones
de las que nuestra estúpida carne
es heredera
Sí, el mundo es el mejor lugar de todos
por un montón de motivos como
hacer el tonto
hacer el enamorado
hacer el triste
y cantar canciones melancólicas y tener iluminaciones
y deambular
mirando todo
y oliendo las flores
y jugando a las estatuas
e incluso pensando
y besando a las personas y
haciendo bebés y usando pantalones
y agitando sombreros y
bailando
y yendo a nadar en los ríos
o a picnics
a mitad del verano
y, en general, sólo
‘pasándola bien’

pero después, justo en la mitad de esto
aparece el sonriente
funebrero.

martes, 22 de junio de 2010

En perfecta sintaxis (por Saiz de Marco)

Sin discordancias ni incorrecciones
en perfecta sintaxis
con jerga ordenancista y ortografía académica
mandaban
acallar otras voces
someter otras razas
invadir territorios
practicar exterminios…

Y aunque lo que mandaban era sucio
lo mandaban en leyes muy pulcramente escritas
con gramática impecable
con lenguaje cuidado
con las frases bien construidas y las comas
en su sitio.

lunes, 21 de junio de 2010

Igual que dioses (por José Saramago)

Las palabras son nuevas; nacen cuando
al aire las lanzamos en cristales
de suaves o duras resonancias.
Somos igual que los dioses, inventando
desde la soledad del mundo estas señales
como puentes que abrazan las distancias.

domingo, 20 de junio de 2010

Así todo siempre (por León Felipe)

Qué pena si este camino fuera de muchísimas leguas
y siempre se repitieran los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas.
Qué pena si esta vida tuviera -esta vida nuestra-
mil años de existencia.
¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
y los mismos poetas.
Qué pena, que sea así todo siempre, siempre de la misma manera.

sábado, 19 de junio de 2010

Moriré (por Boris Vian)

Moriré de un cáncer en la columna vertebral
Sucederá en una noche horrible
Clara, caliente, perfumada y sensual
Moriré por emponzoñamiento
De ciertas células poco conocidas
Moriré por una pierna arrancada
Por una rata gigante salida de un agujero gigante
Moriré de cien heridas
Porque el cielo caerá sobre mí
Y se romperá igual que un vidrio
Moriré a causa de un grito
Que hará estallar mis tímpanos
Moriré por magullamiento
Apaleado a las dos de la madrugada
Por matones calvos, indecisos
Moriré sin darme cuenta
Que muero yo moriré
Enterrado bajo las ruinas secas
De mil metros de algodón hundido
Moriré ahogado en aceite sucio
Pisoteado por bestias indiferentes
Y, poco después, por bestias diferentes
Moriré desnudo, o vestido de tela roja
O metido en un saco lleno de hojas de afeitar
Moriré quizá sin haberme puesto
Barniz en las uñas de los dedos de los pies
Y con las manos llenas de lágrimas
Y con las manos llenas de lágrimas
Moriré cuando me despeguen
Los párpados bajo un sol rabioso
Cuando lentamente se me digan
A la oreja maldades torcidas
Moriré de ver torturar a niños
Y a hombres asombrados y pálidos
Moriré roído vivo
Por los gusanos, moriré con las
Manos atadas bajo una cascada
Moriré ardiendo en un incendio triste
Moriré un poco, mucho
Sin pasión, pero con interés
Y luego, cuando todo haya terminado
Moriré

viernes, 18 de junio de 2010

Con mi soledad (por Georges Moustaki)

Por haber dormido tan a menudo con mi soledad
se ha convertido casi en una amiga, en una dulce costumbre.
No me deja ni un momento. Fiel como una sombra
me ha seguido por todas partes, por los cuatro rincones del mundo.

No, nunca estoy solo,

con mi soledad

Cuando se tiende en mi cama, la ocupa toda entera,
y pasamos largas noches, los dos, frente a frente.
Realmente no sé hasta dónde me seguirá esta cómplice.
Será preciso que me acostumbre o reaccione.

No, nunca estoy solo,

con mi soledad

Por su culpa he visto tanto que he llorado.
Si alguna vez la rechazo, nunca se rinde y,
aunque a veces prefiera el amor de alguna otra cortesana,
ella será, en mi último día, mi última compañera.

No, nunca estoy solo,

con mi soledad.

jueves, 17 de junio de 2010

45 años (por Dámaso Alonso)

Mi portento inmediato,
mi frenética pasión de cada día,
mi flor, mi ángel de cada instante,
aún como el pan caliente con olor de tu hornada,
aún sumergido en las aguas de Dios,
y en los aires azules del día original del mundo:
dime, dulce amor mío,
dime, presencia incógnita,
45 años de misteriosa compañía,
¿aún no son suficientes
para entregarte, para desvelarte
a tu amigo, a tu hermano,
a tu triste doble?
¡No, no! Dime, alacrán, necrófago,
cadáver que se me está pudriendo encima
desde hace 45 años,
hiena crepuscular,
fétida hidra de 800.000 cabezas,
¿por qué siempre me muestras sólo una cara?
Siempre a cada segundo una cara distinta,
unos ojos crueles,
los ojos de un desconocido,
que me miran sin comprender
(con ese odio del desconocido)
y pasan:
a cada segundo.
Son tus cabezas hediondas, tus cabezas crueles,
oh hidra violácea.
Hace 45 años que te odio,
que te escupo, que te maldigo,
pero no sé a quién maldigo,
a quién odio, a quién escupo.
Dulce,
dulce amor mío incógnito,
45 años hace ya
que te amo.

miércoles, 16 de junio de 2010

Tu ausencia invadiendo los muebles (por Alejandro Jodorowsky)

Como un aceite negro tu ausencia
invadiendo los muebles, los trajes, el espejo,
los ojos de mis gatos, cada letra
de cada línea de cada hoja de cada libro,
y más abajo la herida, nada,
sólo el eco difunto de tu voz
y yo dentro del pozo cayendo eternamente
sin alcanzar tu nombre, cofre de acero
donde duermen para siempre mis semillas.
Tus caricias para el otro en mi piel son latigazos,
son el cielo del alba atravesado por espinas,
son las sábanas del lecho convertidas en pantano,
son mis manos arañando el aire hasta sacarle sangre,
No supe ofrecerte cortadas en un plato ni mis orejas ni mi
alma.
Te di de puñetazos tratando de romper en tu cara la cara
de mi madre.
Te encerré en un cementerio lleno de lápidas portando sólo
mi nombre.
Hoy avanzo en las tinieblas llorando lágrimas de siete
metros
por debajo de mi máscara de perro
mientras lejos lejos lejos y más lejos
bailas tratando de asemejarte a tus propios límites.

martes, 15 de junio de 2010

Otra existencia distinta (por Wystan Hugh Auden)‏

No se me ocurre nada
que menos me gustaría ser
que un espíritu descarnado,
incapaz de masticar o sorber
o hacer contacto con las superficies,
aspirar las fragancias del verano,
comprender el lenguaje y la música
o contemplar lo que vendrá después.

No, Dios me ha ubicado exactamente
donde yo hubiera escogido estar:
el mundo sub-lunar es divertido,
un lugar en que las personas son hombres y mujeres
y les dan nombres propios a las cosas.

No obstante, puedo concebir
que los órganos que me dio la naturaleza,
por ejemplo, mis glándulas endocrinas,
que trabajan como esclavas las veinticuatro horas del día
sin ningún gesto de resentimiento
para gratificarme a mí, su amo,
y mantenerme en buena forma
(no porque se los ordene,
pues no sabría qué gritarles),
sueñen con otra existencia
distinta de la que han conocido hasta ahora:
sí, bien podría ser que mi carne
esté rezando para que él muera,
y la libere entonces a ella, convertida
en materia irresponsable.

lunes, 14 de junio de 2010

¿Ves que me conformo con poco? (por Sebastiana)

Tu foto en el PC
-pantalla completa-
Mahler en la bocinas
-Adagietto para piano-
Un vaso de cocacola sin gas
y un plato de arroz blanco para compartir contigo.
(Hay algo bien triste en todas estas cosas.)
Este tiempo es de soledades
de vacío en lo que se mira
de miradas que no tienen respuesta.
No es como antes
cuando yo te lanzaba una pregunta con los ojos
y tú querías decir que sí
y con eso bastaba.
Ves que me conformo con poco?
Con la palmadita dulce en la espalda
con una sonrisa para mis chistes…
Este tiempo se hace agua
corre así desparramado y sin sentido
dejando notas menores a su paso.
Ves que me conformo con poco?
Tu imagen ahí estática
y debajo de mis ojos el recuerdo
de ese abrazo en que se me fue la vida.
Ya no vas a venir
Ya estás y sigues siendo en otro aire
Sigues allá lejos
estás vivo
yo lo sé
y no sé nada más que tu imagen congelada.
Estás vivo y eso me basta.
Ves que me conformo con poco?
Un poquito de sol por la mañana
y una hebra de tu pelo que se quedó prendida en mi suéter...

domingo, 13 de junio de 2010

Donde hubo nidos (por Gloria Fuertes)

Cuando un árbol gigante se suicida,
harto de estar ya seco y no dar pájaros,
sin esperar al hombre que le tale,
sin esperar al viento,
lanza su última música sin hojas
-sinfónica explosión donde hubo nidos-,
crujen todos sus huecos de madera,
caen dos gotas de savia todavía
cuando estalla su tallo por el aire,
ruedan sus toneladas por el monte,
lloran los lobos y los ciervos tiemblan,
van a su encuentro las ardillas todas,
presintiendo que es algo de belleza que muere.

sábado, 12 de junio de 2010

En la noche terrible (por Fernando Pessoa)

En la noche terrible, sustancia natural de todas las noches,
en la noche de insomnio, sustancia natural de todas mis noches,
recuerdo, velando en modorra incómoda,
recuerdo lo que hice y lo que podía haber hecho en la vida.
Recuerdo, y una angustia se dispersa por mí todo
como un frío del cuerpo o un miedo.
Lo irreparable de mi pasado, ¡ése es el cadáver!
Todos los muertos puede ser que sean vivos en otra parte.
Todos mis propios momentos pasados puede ser que existan en algún lugar,
en la ilusión del espacio y del tiempo, en la falsedad del transcurrir.
Pero lo que yo no fui, lo que yo no hice, lo que ni siquiera soñé;
lo que sólo ahora veo que debería haber sido,
eso está muerto más allá de todos los Dioses,
eso –y fue finalmente lo mejor de mí- ni los Dioses lo hacen vivir…
Si a cierta altura hubiese girado para la izquierda en vez de para la derecha;
si en cierto momento hubiese dicho sí en vez de no, o no en vez de sí;
si en cierta conversación hubiese tenido las frases que sólo ahora, en la somnolencia elaboro,
si todo eso hubiese sido así, sería otro hoy,
y tal vez el universo, el universo entero sería insensiblemente llevado a ser otro también.
Pero no giré para el lado irreparablemente perdido,
no giré ni pensé en girar, y sólo ahora lo percibo;
pero no dije no o no dije sí, y sólo ahora veo lo que no dije;
pero las frases que faltaron decir en ese momento me surgen todas,
claras, inevitables, naturales.
La conversación cerrada concluyentemente, la materia toda resuelta…
Pero sólo ahora lo que nunca fue, ni será para atrás, me duele.
Lo que frustré de veras no tiene ninguna esperanza en ningún sistema metafísico.
Puede ser que para otro mundo yo pueda llevar lo que soñé, pero
¿podré llevar para otro mundo lo que me olvidé de soñar?
Ésos, los sueños por tener, sí que son el cadáver.
Lo entierro en mi corazón para siempre,
para todo el tiempo, para todos los universos.

viernes, 11 de junio de 2010

Rugientes monstruos finales (por Lawrence Ferlinghetti)

En las grandes escenas de Goya nos parece que vemos
los pueblos del mundo
exactamente en el momento en que
por primera vez alcanzaron el título de humanidad sufriente
Se retuercen en la página
con una verdadera furia de adversidad
amontonados
gimiendo con bebés y bayonetas
bajo cielos de cemento
en un paisaje abstracto de palos secos
estatuas dobladas alas de murciélagos y picos
horcas resbaladizas
cadáveres y gallos carnívoros
y todos los rugientes monstruos finales de la
imaginación del desastre
son tan sangrientamente reales
es como si todavía existieran realmente

y existen

sólo el paisaje ha cambiado

todavía están alineados en las carreteras
plagadas de legionarios
falsos molinos de viento y gallos dementes
son la misma gente
sólo que más lejos del hogar
en autopistas de cincuenta carriles
en un continente concreto
intercalado de blandos anuncios
representando imbéciles ilusiones de felicidad

la escena tiene menos piezas de cañón
pero más ciudadanos inválidos
en automóviles pintados
y llevan placas extrañas
y motores
que devoran Norteamérica

jueves, 10 de junio de 2010

Y sueño con la selva (por Ernesto Sábato)

Máscara del conferenciante que habla ante señoras, que sonríe y
presenta simulacros
de buena crianza,
de correcto caballero,
de señor bien vestido y correctamente alimentado.
A no temer, Damas y Caballeros,
esta fiera está amaestrada,
sus dientes han sido limados,
extraídos, carcomidos, debilitados
por comiditas convenientes.
Ya no es el animal que devora carne cruda,
que asalta y mata en la selva.
Ha perdido su majestuosa barbarie.
Pasen, Señoras y Señores.
Espectáculo rigurosamente para familias,
lleve a su tía en el día de la tía,
y a su madre en el día de la madre.
Aquí lo pueden ver.
Media vuelta a la derecha,
hop!
Salude al Respetable Público.
Así,
muy bien,
tenga su terrón de azúcar.
Hop, hop!
Damas y Caballeros,
estrictamente para familias,
poderoso león de la selva: sueñas,
dócilmente ejecutas piruetas
preestablecidas
con leve y tierna y secreta ironía.
Pobres, a fin de cuentas,
hay chicos que me quieren,
así, una vueltita, salto al aro uno dos hop!
excelente
y sueño con la selva
en sus crepúsculos antiguos
mientras distraídamente hago las pruebas
correcta y buenamente salto por el aro en llamas
me ponen sobre la silla
rujo abstraído
mientras recuerdo las pálidas lagunas
en las praderas
a las que un día he de volver
ya para siempre
(lo sé, lo creo, lo necesito)
devorando a un domador
a título simbólico
como adecuada despedida
en un acto de locura
dicen los diarios
inesperadamente su cabeza desapareció entre las fauces
chorreando sangre qué horror!
cundió el pánico
mientras por el momento
sueño
con aquella patria violenta pero candorosa
el orgulloso principado
las ceremonias del huracán y de la muerte
prófugo de la vergüenza
desnacido de la suciedad de cerdo
a la castidad del pájaro y la lluvia
a la altiva soledad.
Pasen, Damas y Caballeros,
esta fiera está amaestrada
espectáculo rigurosamente para familias
aquí lo pueden ver, hop!
salude al Respetable Público
mientras medito en la selva dura pero bella,
en sus noches de luna
en mi madre.

miércoles, 9 de junio de 2010

La causa a secas del sufrimiento (por Blas de Otero)

Quiero encontrar, ando buscando la causa del sufrimiento.
La causa a secas del sufrimiento a veces
mojado en sangre, en lágrimas, y en seco
muchas más. La causa de las causas de las cosas
horribles que nos pasan a los hombres.
No a Juan de Yepes, a Blas de Otero, a Leon
Bloy, a César Vallejo, no, no busco eso,
qué va, ando buscando únicamente
la causa del sufrimiento
(del sufrimiento a secas),
la causa a secas del sufrimiento a veces...
Y siempre vuelta a empezar.
Me pregunto quién goza con que suframos los hombres.
Quién se afeita a favor del viento de la angustia.
Qué sucede en la sección de Inmortalidad
cuando según todas las pruebas nos morimos para siempre.
Sabemos poco en materia de sufrimiento.
Estamos muy orgullosos con nuestro orgullo,
pero si yo les arguyo con el sufrimiento no saben qué decirme.
Mire usted en la guía telefónica,
o en la biblia, es fácil que allí encuentre algo.
Y agarro la biblia telefónica,
y agarro
con las dos manos la guía de pecadores..., y se caen al suelo
todos los platos.
Desde los siete años
oyendo lo mismo a todas horas, cielo santo
santo, santo, como de Dios al fin obra maestra!
Pero, del sufrimiento, como el primer día:
mudos y flagelados a doble columna. Es horrible.

martes, 8 de junio de 2010

Por sólo una semana (por Konstantinos Kavafis)

Sí, recuerdo muy bien esta habitación.
Esta pieza y la otra se han alquilado
a empresas comerciales:
toda la casa está ocupada
por comerciantes, agentes, compañías.
Ah, conozco muy bien esta habitación...
El diván estaba allí, junto a la puerta,
y al pie de él un tapiz de Turquía.
Al lado, la repisa con dos floreros amarillos.
A la derecha, no, enfrente, un armario con espejo.
En el centro, una mesa y tres grandes sillas de anea.
Cerca de la mesa, el lecho
donde nos amamos tantas veces.
Pobres muebles,
aún deben existir en algún lado...
Cerca de la ventana, el lecho.
El sol de la tarde daba justo en el centro.
Un día, a las cuatro,
nos separamos por sólo una semana.
Ay, esa semana dura todavía.

lunes, 7 de junio de 2010

Tu ausencia me rodea (por Jorge Luis Borges)

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

domingo, 6 de junio de 2010

Esa isla desierta (por Muñoz Rojas)

Alguien me ha hablado
de una isla desierta y yo le he dicho:
¿pero existe una isla desierta?
Claro que en el mundo existen
muchas islas desiertas, es decir,
espacios rodeados de almas
por todas partes que son las aguas,
aunque desierto e isla son términos
imposibles, sobre todo si se piensa
que el amor no tiene refugio
más que en lo hondo de cada uno,
que es lo que le dije cuando me dijo
aquello de la isla desierta.
Y es sabido que cada uno
lleva dentro su isla desierta
y cuando llegas a verla, no está,
y te encuentras que la llevas contigo
donde vayas, esa isla desierta
que somos cada uno de nosotros,
rodeada de nosotros por todas partes,
de manera que no hay manera de llegar.

viernes, 4 de junio de 2010

La flecha (por José Emilio Pacheco)

No importa que la flecha no alcance el blanco
Mejor así
No capturar ninguna presa
No hacerle daño a nadie
pues lo importante
es el vuelo la trayectoria el impulso
el tramo de aire recorrido en su ascenso
la oscuridad que desaloja al clavarse
vibrante
en la extensión de la nada

miércoles, 2 de junio de 2010

No podían tener un final triste (por Wislawa Szymborska)

Darwin.
Dicen que para descansar leía novelas.
Pero tenía sus exigencias:
no podían tener un final triste.
Si daba con una así,
furioso la arrojaba al fuego.

Verdad o no,
lo creo gustosamente.

Recorriendo con el pensamiento tantas regiones y tiempos
se encontró con tantas especies muertas,
con tantos triunfos de los fuertes sobre los más débiles,
con tantos intentos de supervivencia
tarde o temprano inútiles,
que al menos de la ficción
y de su microescala
tenía derecho a esperar un final feliz.

Así que, necesitaba: un rayo de luz de entre las nubes,
amantes de nuevo juntos, linajes que se reconcilian,
dudas resueltas, fidelidades premiadas,
fortunas recuperadas, tesoros hallados,
vecinos arrepentidos de sus rencores,
el honor recobrado, la codicia ridiculizada,
solteronas casadas con reverendos pastores,
intrigantes desterrados al otro hemisferio,
falsificadores de documentos lanzados por las escaleras,
seductores de doncellas de camino al altar,
huérfanos acogidos, viudas reconfortadas,
soberbias humilladas, heridas cerradas,
hijos pródigos llamados a la mesa,
el cáliz de la amargura en el mar,
pañuelos húmedos de lágrimas de perdón,
cantos y música por todos lados;
y el perro Fido,
perdido ya en el primer capítulo,
¡qué corra de nuevo por la casa
y ladre con alegría!

martes, 1 de junio de 2010

La esperanza de una gran sombra (por Giuseppe Ungaretti)

1

Soy un hombre herido.
Y quisiera irme
y llegar finalmente,
piedad, a donde se escucha
al hombre que está sólo consigo.
No tengo más que soberbia y bondad
y me siento exilado en medio de los hombres.
mas por ellos estoy en pena.
¿No sería digno de volver a mí?
He poblado de nombres el silencio.
¿He hecho pedazos corazón y mente
para caer en servidumbre de palabras?
Reino sobre fantasmas.
Hojas secas,
alma llevada aquí y allá...
No, odio el viento y su voz
de bestia inmemorable.
Dios, ¿aquéllos que te imploran
no te conocen más que de nombre?
Me has arrojado de la vida:
¿me arrojarás de la muerte?
Quizá el hombre también es indigno de esperanza.
¿Hasta la fuente del remordimiento está seca?
El pecado, qué importa
si ya no conduce a la pureza.
La carne apenas recuerda
que tuvo fuerza una vez.
Loca y gastada está el alma.
Dios, mira nuestra debilidad.
Queremos una certeza.
¿Ya ni siquiera te ríes de nosotros?
Compadécenos entonces, crueldad.
No puedo seguir amurallado
en el deseo sin amor.
Muéstranos una huella de justicia.
Tu ley, ¿cuál es?
Fulmina mis pobres emociones,
libérame de la inquietud.
Estoy cansado de gritar sin voz.


2


Carne melancólica
donde una vez pululó la alegría,
ojos entreabiertos del despertar cansado,
¿ves tú, alma demasiado madura,
lo que seré caído en la tierra?
Está en los vivos el camino de los difuntos,
nosotros somos una riada de sombras,
y ellas el grano que explota en el sueño,
de ellas es la lejanía que nos queda
y de ellas la sombra que da peso a los nombres.
La esperanza de una gran sombra
¿sólo es esto nuestra suerte?
¿Y no serías tú más que un sueño, Dios?
Temerarios, por lo menos un sueño
queremos que sea semejante a ti.
Es parto de la locura más clara.
No tiembla en nubes de ramas
como pájaros de la madrugada
al borde de los párpados.
En nosotros está y languidece, llaga misteriosa

3

La luz que nos aguija
es un hilo cada vez más sutil.
¿Sólo deslumbras matando?
Dame esta suprema alegría.

4

El hombre, monótono universo,
cree acrecentar sus bienes
y de sus manos febriles
no salen, sin fin, más que límites.
Pegado al vacío,
a su hilo de araña,
no teme ni seduce
más que a su propio grito.
Evita el desgaste haciendo tumbas,
y para pensarte, Eterno,
no tiene más que blasfemias.