zUmO dE pOeSíA

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de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

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domingo, 30 de junio de 2013

Besarnos (por Miguel Hernández)


Besarse, mujer,
al sol, es besarnos
en toda la vida.
Ascienden los labios,
eléctricamente
vibrantes de rayos,
con todo el furor
de un sol entre cuatro.
Besarse a la luna,
mujer, es besarnos
en toda la muerte.
Descienden los labios,
con toda la luna
pidiendo su ocaso,
del labio de arriba,
del labio de abajo,
gastada y helada
y en cuatro pedazos.

sábado, 29 de junio de 2013

Llévalas todas (por Dulce María Loynaz)

Éstas son mis alegrías: 
las he contado, y creo que no falta ninguna. 
Llévalas todas a cantar en tus noches, 
o a perderse en tus mares, 
o a morir en tus labios.

Éstas son mis tristezas. 
Contarlas no he podido, 
pero sé que me siguen fielmente. 
Llévalas todas a abonar tu tierra, 
a ser la levadura de tu pan, 
la leña de tu lumbre.

Ésta soy yo: fundida con mi sombra,
entera y sin rezagos. 
Llévame a tu corazón, 
que peso poco y no tengo otra almohada 
ni otro sueño.

viernes, 28 de junio de 2013

Lo llenan todo (por Juan Ramón Jiménez)

Como médanos de oro,
que vienen y que van, son los recuerdos.
El viento se los lleva,
y donde están, están,
y están donde estuvieron,
y donde habrán de estar... –Médanos de oro–.
Lo llenan todo, mar
total de oro inefable,
con todo el viento en él... –Son los recuerdos–.

jueves, 27 de junio de 2013

De una sola vida (por Roberto Juarroz)

Decir una palabra excluye a todas las otras,
abrir un libro cierra todos los demás,
pensar una sola cosa desequilibra el mundo,
amar a alguien es el mayor olvido.

El ejercicio puntual de una sola vida
no podrá tener sentido nunca.

Queda sólo encontrar el plural.

miércoles, 26 de junio de 2013

Hermosura no atendida (por Luis Cernuda)

Ya es noche. Vas a la ventana.
El jardín está oscuro abajo.
Ves el lucero de la tarde
latiendo en fulgor solitario.

Y quietamente te detienes.
Dentro de ti algo se queja:
Esa hermosura no atendida
te seduce y reclama afuera.

Encanto de estar vivo, el hombre
sólo siente en raros momentos
y aún necesita compartirlos
para aprender la sombra, el sueño.

martes, 25 de junio de 2013

Y aún hoy (por Peter Handke)


Cuando el niño era niño
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera río,
que el río fuera torrente,
y este charco el mar.

Cuando el niño era niño,
no sabía que era niño,
todo le parecía animado
y todas las almas eran una.

Cuando el niño era niño,
no tenía opinión sobre nada,
no tenía ningún hábito.
A menudo se sentaba en cuclillas,
de pronto echaba a correr,
tenía un remolino en el pelo
y nunca posaba para tomarle una foto.

Cuando el niño era niño,
era el tiempo de estas preguntas:
¿Por qué yo soy yo y no soy tú?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allí?
¿Cuándo empezó el tiempo y dónde acaba el espacio?
¿Es la vida bajo el sol tan sólo un sueño?
¿Es lo que veo y oigo y huelo,
sólo una ilusión de un mundo antes del mundo?
Vistas las acciones del Mal y de la gente,
¿existe realmente la maldad?
¿Cómo es posible que yo, que soy quien soy,
no haya sido antes de existir
y que algún día yo, que soy quien soy,
deje ya de ser quien soy?

Cuando el niño era niño,
le costaba tragar espinacas, guisantes, arroz con leche
y coliflor cocida,
y ahora come de todo, y no sólo por necesidad.

Cuando el niño era niño,
alguna vez despertó en una cama extraña,
y ahora lo hace una y otra vez.
Muchas personas, entonces, le parecían hermosas
y ahora solo unas pocas, y con suerte.

Había visto una imagen nítida del Paraíso
y ahora, como mucho, la intuye.
No podía pensar la Nada
y hoy se estremece ante ella.

Cuando el niño era niño,
jugaba con entusiasmo,
y ahora tiene la misma excitación que entonces,
pero sólo en lo que afecta a su trabajo.

Cuando el niño era niño,
le bastaba con comerse una manzana.... y pan,
y aún hoy es así.

Cuando el niño era niño,
las moras le llenaban la mano como sólo las moras lo hacen,
y aún hoy es así.
Las nueces verdes le ponían áspera la lengua,
y aún hoy es así.
Tenía, en cada cumbre,
el anhelo de un monte aún mas alto,
y en cada ciudad,
el anhelo de una ciudad mayor,
y aún hoy es así.
Alcanzaba las cerezas de las ramas altas,
con un ímpetu que todavía hoy tiene.
Era tímido ante los extraños,
y aún hoy lo sigue siendo.
Esperaba la primera nevada,
y aún hoy la sigue esperando.

Cuando el niño era niño,
tiró un bastón, como lanza, contra un árbol
y aún sigue allí vibrando.

lunes, 24 de junio de 2013

El sentimiento a la deriva (por Paul Éluard)


Tu voz, tus ojos,
tus manos, tus labios.
Nuestro silencio, nuestras palabras.
La luz que se va,
la luz que retorna.
Una sola sonrisa para nosotros dos.
Por necesidad de aprender,
vi la noche crear el día
sin que nosotros cambiemos de apariencia.
O muy queridos de todos,
o muy queridos de uno solo,
el silencio de tu boca prometía ser feliz.
Fuera, fuera, decía el odio.
Más cerca, más cerca, decía el amor.
Una caricia nos guía desde nuestra infancia.
Cada vez veo más la forma humana
como un diálogo de amantes.
El corazón no tiene más que una boca.
Todo por casualidad.
Todas las palabras sin pensamiento.
El sentimiento a la deriva.
Hombres vagan por la ciudad.
Una mirada, una palabra.
El hecho de que te amo.
Todas las cosas se mueven.
Debemos avanzar para vivir.
Dirígete directamente hacia los que amas.
Yo fui hacia ti,
continuamente hacia la luz.
Si tú sonríes, es para invadirme mejor.
Los rayos de tus brazos perforan la niebla.

domingo, 23 de junio de 2013

Sobre la superficie de mi vida (por Yehuda Amijai)

Mi padre con un traje espacial blanco
camina con el paso ligero y torpe de los muertos
sobre la superficie de mi vida que no sujeta nada.
Pone nombres: esto, canal de la infancia.
Esto, abismo. Este tenía trece años.
Estas, colinas blancas. Esto, habla profunda de antaño.
Toma muestras y pone en sus probetas
arena, palabras y piedras de suspiros de mis sueños.
Mide y define. Me llama
estrella de su nostalgia, tierra de mi infancia,
de su infancia, de nuestra infancia.

"Hijo mío, aprende a tocar el violín. Cuando
seas mayor la melodía te ayudará
en las difíciles horas de soledad y dolor".
Eso me dijo una vez y no le hice caso.

Y después vuela alto
hacia el duelo de su muerte blanca e infinita.

sábado, 22 de junio de 2013

Y ella habita otro estado (por John Burnside)


Antes de que los nombres de las cosas
se adentren en su mente,
no hay más que una secuencia de ecos:
el pelo color óxido y los ojos acuosos,
el ángulo y pivote de los huesos
bajo la piel oscura y blanda,

y ella habita otro estado
donde somos fluidos e indistintos,
caprichos de sonido y alimento
que se encienden y apagan,

y lo que sabe de los perros,
o de la luz, o el agua, es un misterio a nuestros ojos,
que los hemos nombrado y extraviado,
verdad resuelta en la gramática
que viste y mina nuestro pensamiento
y oscurece su asombro ante éste, el imposible mundo.

viernes, 21 de junio de 2013

Sintámonos huéspedes (por Wislawa Szymborska)


Mientras no se sepa aún algo seguro,

pues no nos llegan todavía señales,


mientras la Tierra siga siendo diferente

a los planetas hasta ahora cercanos y lejanos,


mientras no se diga ni se escuche nada

sobre otras hierbas honradas por el viento,

sobre otros árboles ceñidos por coronas,

sobre otros animales comprobados como aquí,


mientras no haya un eco, además del nativo,

que sea capaz de entrecortar palabras,


mientras no haya noticia

de peores o mejores mozarts,

edisons, platones,


mientras nuestros crímenes

puedan rivalizar sólo entre sí,


mientras nuestra bondad

siga sin parecerse a nada

y siendo excepcional hasta en su imperfección,


mientras nuestras cabezas llenas de ilusiones

se consideren las únicas cabezas llenas de ilusiones,


mientras sólo desde la bóveda de nuestras bocas

pueda ponerse un grito en el cielo,


sintámonos huéspedes de este refugio,

distinguidos y extraordinarios,

bailemos al son de la banda local


y hagamos como si éste fuera

el baile de los bailes.


No sé si para otros,

para mí esto es del todo suficiente

para ser feliz e infeliz:


un rincón modesto,

en el que las estrellas den las buenas noches

y hacia el que parpadeen

sin mayor significado.

jueves, 20 de junio de 2013

A la que hoy pierdo (por Claudio Rodríguez)


Tal vez, valiendo lo que vale un día,

sea mejor que el de hoy acabe pronto.

La novedad de este suceso, de esta

muchacha, casi niña pero de ojos

bien sazonados ya y de carne a punto

de miel, de andar menudo, con su moño

castaño claro, su tobillo hendido

tan armoniosamente, con su airoso

pecho que me deslumbra más que nada

la lengua... Y no hay remedio, y le hablo ronco

como la gaviota, a flor de labio

(de mi boca gastada), y me emociono

disimulando ciencia e inocencia

como quien no distingue un abalorio

de un diamante, y le hablo de detalles

de mi vida, y la voz se me va, y me oigo

y me persigo, muy desconfiado

de mi estudiada habilidad, y pongo

cuidado en el aliento, en la mirada

y en las manos, y casi me perdono

al sentir tan preciosa libertad

cerca de mí. Bien sé que esto no es sólo

tentación. Cómo renuncio a mi deseo

ahora. Me lastimo y me sonrojo

junto a esta muchacha a la que hoy amo,

a la que hoy pierdo, a la que muy pronto

voy a besar muy castamente sin que

sepa que en ese beso va un sollozo.

miércoles, 19 de junio de 2013

Inscripción en cualquier sepulcro (por Jorge Luis Borges)


No arriesgue el mármol temerario
gárrulas infracciones al todopoder del olvido,
rememorando con prolijidad
el nombre, la opinión, los acontecimientos, la patria.
Tanto abalorio bien adjudicado está a la tiniebla
y el mármol no hable lo que callan los hombres.
Lo esencial de la vida fenecida
-la trémula esperanza,
el milagro implacable del dolor y el asombro del goce-
siempre perdurará.
Ciegamente reclama duración el alma arbitraria
cuando la tiene asegurada en vidas ajenas,
cuando tú mismo eres la continuación realizada
de quienes no alcanzaron su tiempo
y otros serán (y son) tu inmortalidad en la tierra.

martes, 18 de junio de 2013

Como una llamarada (por Luis Rosales)

Siento tu cuerpo entero bajo el mío.
Tu carne
es
como un ascua,
fresca e imprescindible,
que está fluyendo hacia
mi cuerpo, por un puente
de miel lenta y silábica.
Hay un solo momento en que se junta
el cuerpo con el alma,
y se sienten recíprocos,
y viven
su transfiguración,
y se adelantan
el uno al otro en una misma entrega
desde su mismo origen deseada.
Siento tus labios en mis labios, siento
tu piel desnuda y ávida,
y siento,
¡al fin!
esa frescura súbita
como una llamarada
de eternidad, en que la carne deja
de serlo y se desata,
se dispersa en el vuelo,
y va cayendo
en la tierra sonámbula
de tu cuerpo que cede interminable
mente cediendo,
hasta
que el vuelo acaba y ya la carne queda
quieta, milagreada,
y me devuelve el cuerpo,
y todo ha sido
un pasmo, un rebrillar y luego nada.

lunes, 17 de junio de 2013

La hora tuya (por Dulce María Loynaz)

De las veinticuatro horas del día, 
siempre te dejo una para que puedas irte, 
si lo quieres.

Si me das veintitrés horas de cada día tuyo, 

bien puedes conservar una sola para pensar en ella, 
si están las otras veintitrés bien empleadas.

Ésa es la hora tuya, 

y de tal modo la respeto 
que casi me privo de respirar, 
a fin de que ni mi aliento te turbe o te desvíe.

Es la hora en que yo me borro a mí misma, 

en que yo me sujeto el corazón y me vuelvo de espaldas a tu tiempo, 
de cara a la pared, para esperar, 
trémula, ansiosa, 
esa hora que dura todo un siglo...

Cuando ella pasa vuelvo a abrir los ojos, y,

viéndote a mi lado todavía, 
te saludo entonces sin gestos, sin palabras, 
como un nuevo milagro, para mí sola florecido.

Es un milagro que se hace todos los días sin gastarse, 

sin que la angustia deje de ser angustia, 
ni la alegría deje de ser maravillosa, pura, 
estrenada alegría.

domingo, 16 de junio de 2013

Bajo túneles de dolor (por César Vallejo)

Este piano viaja para adentro,
viaja a saltos alegres.
Luego medita en ferrado reposo,
clavado con diez horizontes.

Adelanta. Arrástrase bajo túneles,
más allá, bajo túneles de dolor,
bajo vértebras que fugan naturalmente.

Otras veces van sus trompas,
lentas ansias amarillas de vivir,
van de eclipse,
y se espulgan pesadillas insectiles,
ya muertas para el trueno, heraldo de los génesis.

Piano oscuro ¿a quién atisbas
con tu sordera que me oye,
con tu madurez que me asorda?

Oh pulso misterioso.

sábado, 15 de junio de 2013

Crece hasta sucumbir (por José Antonio Labordeta)

Cuando vuelvas
cuando cansado te sientes al borde del camino
y contemples el mar
como una luz vencida
y el otoño te traiga
el amargo sabor de los días agrestes
RECUERDA,
como si nada fuese a suceder,
tus infinitos pasos
huellas sobre las yerbas de otros días.

Luego crece
crece hasta sucumbir como un gigante
como una hormiga inútil.
Tú y yo
y el celeste paisaje de las noches
habremos sido viento
palabras apresadas
miedo vencido
inútil NADA.

viernes, 14 de junio de 2013

Y no eres más que razón (por Paul Éluard)


Te amo por todas las mujeres que no he conocido
Te amo por todos los tiempos en que no he vivido
Por el olor del mar inmenso y el olor del pan caliente
Por la nieve que se derrite por las primeras flores
Por los animales puros a los que el hombre no aterra
Te amo por amar
Te amo por todas las mujeres a las que no amo

Quién me refleja sino tú misma me veo tan poco
Sin ti no veo nada más que una extensión desierta
Entre antaño y hoy
Ha habido todas esas muertes que he superado en la miseria
No he podido atravesar la pared de mi espejo
He tenido que aprender palabra por palabra la vida
Como se olvida

Te amo por tu sabiduría que no es la mía
Por la salud
Te amo contra todo lo que no es más que ilusión
Por ese corazón inmortal que no detento
Crees ser la duda y no eres más que razón
Eres el gran sol que se me sube a la cabeza
Cuando estoy seguro de mí.

jueves, 13 de junio de 2013

Toma (por Laura Casielles)



Toma, éste es mi cuerpo.
Ha vivido tempestades y lleva dentro animales pequeños
que por su nombre podrían ser dinosaurios.
Toma, éste es mi cuerpo,
te estaba esperando,
cada mañana lo perfumo y a menudo
no me deja dormir.
Si te fijas bien verás que en los recodos
tiene la forma de tus manos.

Toma, éste es mi brazo, tuyo,
éste es mi labio,
tuyo,
éste es mi cuerpo y enseguida
piel,
entrañas,
tuyo,
se va a poner a llorar de amor,
naranjas, viento,

toma,
éste es mi cuerpo,
te estaba esperando,

a veces no estás y no es nada,

a veces cuerpo,

a veces voz.

miércoles, 12 de junio de 2013

Después de amarnos (por Kirmen Uribe)


El tiempo de los árboles está en ti
después de amarnos.

Dormida en la cama, sólo
los párpados te cubren.

No hagas caso del miedo,
no digas siempre, no digas nunca,
deja que el mundo
siga adelante.

El tiempo de los árboles está en ti
después de amarnos.

Dormida y flotando
como un feto o un ojo.

No hagas caso del miedo,
no digas siempre, no digas nunca,
deja que el mundo
siga adelante.

El tiempo de los árboles está en ti
después de amarnos.

martes, 11 de junio de 2013

Mi dolor (por Manuel Altolaguirre)


Era mi dolor tan alto,
que la puerta de la casa
de donde salí llorando
me llegaba a la cintura.

¡Qué pequeños resultaban
los hombres que iban conmigo!
Crecí como una alta llama
de tela blanca y cabellos.

Si derribaran mi frente
los toros bravos saldrían,
luto en desorden, dementes,
contra los cuerpos humanos.

Era mi dolor tan alto,
que miraba al otro mundo
por encima del ocaso.


lunes, 10 de junio de 2013

Por qué fue roto aquello (por José Moreno Villa)


No vinimos acá, nos trajeron las ondas.

Confusa marejada, con un sentido arcano,

impuso el derrotero a nuestros pies sumisos.


Nos trajeron las ondas que viven en misterio.

Las fuerzas ondulantes que animan el destino.

Los poderes ocultos en el manto celeste.


Teníamos que hacer algo fuera de casa,

fuera del gabinete y del rincón amado,

en medio de las cumbres solas, altas y ajenas.


El corazón estaba aferrado a lo suyo,

alimentándose de sus memorias dormidas,

emborrachándose de sus eternos latidos.


Era dulce vivir en lo amoldado y cierto,

con su vino seguro y su manjar caliente,

con su sábana fresca y su baño templado.


El libro iba saliendo, el cuadro iba pintándose,

el intercambio entre nosotros y el ambiente

verificábase como función del organismo.


Era normal la vida: el panadero, al horno,

el guardián, en su puesto; en su hato, el pastor,

en su barca el marino, y el pintor en su estudio.


¿Por qué fue roto aquello? ¿Quién hizo capitán

al mozo tabernero y juez al hortelano?

¿Quién hizo embajador al pobre analfabeto

y conductor de almas a quien no se conduce?


Fue la borrasca humana, sin duda, pero tú,

que buscas lo más hondo, sabes que por debajo

mandaban esas fuerzas, ondulantes y oscuras,

que te piden un hijo donde no lo soñabas,

que es pedirte los huesos para futuros hombres.

domingo, 9 de junio de 2013

Sino decir palabras (por Luis Cernuda)

Un día comprendió cómo sus brazos eran
solamente de nubes;
imposible con nubes estrechar hasta el fondo
un cuerpo, una fortuna.

La fortuna es redonda y cuenta lentamente
estrellas del estío.
Hacen falta unos brazos seguros como el viento,
y como el mar un beso.

Pero él con sus labios,
con sus labios no sabe sino decir palabras;
palabras hacia el techo,
palabras hacia el suelo,
y sus brazos son nubes que transforman la vida
en aire navegable.

sábado, 8 de junio de 2013

Cada vez más pequeños (por Ana Blandiana)



Deberíamos nacer ancianos,

despiertos, capaces de decidir

nuestro destino en la Tierra,

saber desde la primera encrucijada

qué camino tomar

y que irresponsable sólo sea

el deseo de ir más lejos.

Después, hacernos al caminar,

aún más y más jóvenes,

maduros y fuertes alcanzar

las puertas de la creación,

traspasarlas y entrar enamorados

a la adolescencia,

ser niños cuando nazcan nuestros hijos.

Igual serían siempre más viejos que nosotros,

nos enseñarían a hablar,

y nos mecerían para dormirnos,

desapareceríamos cada vez más,

seríamos cada vez más pequeños,

como un granito de uva, de arveja o de trigo...

viernes, 7 de junio de 2013

Qué nada soy yo (por Juan Ramón Jiménez)



¡Cómo me siguen
en fila interminable
todos los yos que he sido!
¡Cómo se abre el ante mí
en infinita fila
para todos los yos que voy a ser!
¡Y qué poco, qué nada soy yo,
este yo de hoy
que casi es de ayer,
que va a ser todo de mañana!

jueves, 6 de junio de 2013

En el centro de la ciudad sagrada (por Roberto Juarroz)


Hemos llegado a una ciudad sagrada.
Preferimos ignorar su nombre:
así le podemos dar todos los nombres.
No encontramos a quién preguntar
por qué estamos solos en la ciudad sagrada.
No conocemos qué cultos se practican en ella.
Sólo vemos que aquí forman un solo filamento
el hilo que une toda la música del mundo
y el hilo que une todo el silencio.

No sabemos si la ciudad nos recibe o nos despide,
si es un alto o un final del camino.
Nadie nos ha dicho por qué no es un bosque o un desierto.
No figura en ninguna guía, en ningún mapa.
Las geografias han callado su ubicación o no la han visto.
Pero en el centro de la ciudad sagrada hay una plaza
donde se abre todo el amor callado
que hay adentro del mundo.
Y sólo eso comprendemos ahora:
lo sagrado
es todo el amor callado.

miércoles, 5 de junio de 2013

Adioses (por Miguel d´ Ors)



Las hojas del castaño se despiden –noviembre–

convirtiendo en belleza la pena del adiós:

esta polifonía de verdes, amarillos,

ocres, marrones, pardos… Veo desde el balcón

cómo va, hoja tras hoja, rindiéndose al otoño

y cayendo en la broza otra generación

vegetal. Y recuerdo al viejo Homero: como

van pasando las hojas, vamos pasando los

hombres. En este otoño, en el que cada hora

es una despedida, que sepa también yo,

imitando el ejemplo callado de esas hojas,

hacer de los adioses mi música mejor.

martes, 4 de junio de 2013

Tango (por Günter Grass)


Orden, como desde arriba: el cuerpo que huye del cuerpo,
estirado, está en fuga,
así es como esto nos arrebata.

Ningún abismo, pero una vastedad a la que,
como si hubiera espejos alrededor,
lanzamos miradas que se pierden.

Y luego, ordenado: volver hacia dentro.
Nos movemos en el sitio, en lo más interior del sitio
y seguimos el compás.

Caídas contadas, las casi-caídas,
los pasos que siguen, vacilan, retrasan,
arrastran, posponen el fin.

¡No muere, no muere! Este yo de dos,
en tanto que el tango, el tango mortal
siga una forma de paso.

Con lo que queda de aliento en la fiesta sin nadie
los dos se celebran, y al final, no obstante,
esperan aplausos.

El dolor es sólo máscara. En disfraz nos deslizamos
en pista sin límite, pisándole a la muerte los talones
y también a nosotros.

lunes, 3 de junio de 2013

Todo (por Wislawa Szymborska)



Todo:
palabra impertinente y henchida de orgullo.
Habría que escribirla entre comillas.
Aparenta que nada se le escapa,
que reúne, abraza, recoge y tiene.
Y en lugar de eso,
no es más que un jirón de caos.

domingo, 2 de junio de 2013

Más que nunca (por Claudio Rodríguez)



Ahora necesito más que nunca

mirar al cielo. Ya sin fe y sin nadie,

tras este seco mediodía, alzo

los ojos. Y es la misma verdad de antes

aunque el testigo sea distinto. Riesgos

de una aventura sin leyendas ni ángeles,

ni siquiera ese azul que hay en mi patria.

Vale dinero respirar el aire,

alzar los ojos, ver sin recompensa,

aceptar una gracia que no cabe

en los sentidos pero les da nueva

salud, los aligera y puebla. Vale

por mi amor este don, esta hermosura

que no merezco ni merece nadie.

Hoy necesito el cielo más que nunca.

No que me salve, sí que me acompañe.

sábado, 1 de junio de 2013

De tiempo y agua (por Jorge Luis Borges)



Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo.

Ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Ítaca
verde y humilde. El arte es esa Ítaca
de verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.