zUmO dE pOeSíA

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de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

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miércoles, 31 de julio de 2013

Todo lo que escribí sobre nosotros (por Nazim Hikmet)

La separación estaba sobre la mesa, entre la taza de café
y el vaso de limonada.
Fuiste tú quien la puso ahí.
Un cuenco era el agua en el fondo del pozo.
Contemplaba inclinándome.
Una criatura gigantesca sonreía lentamente a una nube.
Yo gritaba.
Mi voz te había perdido.
Su eco retrocedía.
La separación estaba sobre la mesa en la cajetilla de tabaco.
La trajo el camarero de gafas, sin que la hubieras encargado.
Era humo retorciéndose en tus ojos
en la punta de tu cigarrillo,
en la palma de tu mano, dispuesta para decir adiós.
La separación estaba sobre la mesa
en el punto donde apoyabas el codo.

En lo que pasaba por tu mente estaba la separación,
en lo que escondías en mí, en lo que no escondías,
la separación estaba en tu serenidad.
En tu miedo ilimitado estaba la separación.

Enamorarse, así, de repente, como si se abriera una puerta...

Mentira todo lo que hemos escrito sobre nosotros.
No ha sido lo que fue, sino lo que quise
que fuera entre nosotros.
Eran mis anhelos puestos en mis inalcanzables ramas,
era mi sed, sacada del pozo de mis sueños.
Los había dibujado sobre la luz.
Todo lo que escribí sobre nosotros es verdad.
Tu belleza:
es decir, un cesto de frutas o bien una comida campestre;
estar lejos de ti:
es decir, el que me vuelva el último farol
en la última calle de la última esquina de la ciudad.
El que esté celoso de ti:
es decir, el que corra, con los ojos vendados, de noche, tras los trenes.
Mi felicidad:
es decir, el río soleado que rompe su dique y corre.

Todo lo que escribí sobre nosotros es mentira.
Todo lo que escribí sobre nosotros es verdad.

martes, 30 de julio de 2013

........Nota de servicio........

zUmO dE pOeSíA no cierra durante agosto. Así pues, seguirá apareciendo el poema diario.

Durante una parte del mes hemos dejado entradas programadas. Los comentarios que enviéis pueden tardar más tiempo del normal en ser publicados.

Granada (España) 30 julio 2013 

En una isla creada por ti (por Brian Patten)


Es horrible no saber adónde ir.

Llevas la calle como un abrigo.
Ciertas cosas son amigas, otras
no pueden visitarse ya.
Los viejos amores acechan en los portales;
tras las ventanas las mujeres envejecen. Florece el abandono.

Has declinado numerosas invitaciones,
dejado los teléfonos sin contestar y has dicho "no"
a los pocos que te necesitaban.
Abandonado en una isla creada por ti
has lanzado llamadas, anhelos.

Qué inútil es saber que adonde quieres ir
no está exactamente en ninguna parte.
Los trenes no te llevarán allí,
los autobuses rojos pasan de largo sin detenerse.

No hay taxis libres.

lunes, 29 de julio de 2013

Nadie cree que esté sucediendo (por Czeslaw Milosz)



El día del fin del mundo
la abeja gira encima de la flor de capuchina.
El pescador repara una red brillante.
En el mar los delfines saltan alegres.
Los gorriones jóvenes se agarran del canalón
y la serpiente tiene piel dorada, como debe tenerla.

El día del fin del mundo
las mujeres cruzan el campo bajo las sombrillas,
un borracho se duerme a la orilla del césped,
en la calle pregonan los verduleros
y una lancha con vela amarilla llega a la isla,
el son del violín en el aire persiste
y abre la noche estrellada.

Y quienes esperaban relámpagos y truenos
están decepcionados.
Y quienes esperaban señales y trompetas de arcángeles
no creen que esté sucediendo ya.
Mientras el sol y la luna están arriba,
mientras el abejorro visita a la rosa,
mientras nacen los niños rosados,
nadie cree que esté sucediendo ya.

Sólo un viejito cano, que hubiera sido profeta,
pero no es profeta porque tiene otro quehacer,
dice amarrando los tallos de tomates:
No habrá otro fin del mundo,
no habrá otro fin del mundo. 

domingo, 28 de julio de 2013

Nada podría habernos unido tanto (por William Carlos Williams)

Lo que me daban aquellas mujeres
es difícil decirlo
Flossie

tú no
tú viviste conmigo
muchos años recuerda
el año en que tuvimos
aquel magnífico tiesto
de peonias

qué contentos estábamos
los dos con ellas
pero una noche
nos las robaron
compartimos la pérdida
ninguno pudo pensar
en nada más
durante todo un día
nada podría
habernos unido tanto


llevábamos
casados diez años

sábado, 27 de julio de 2013

Y yo lo pasaré (por Juan Ramón Jiménez)


Éste es el verdadero río, amor soñado.

Tú estás en la nada y yo en la vida.

Sólo el tiempo corre entre los dos. 



La orillas son iguales

pero apenas se ve de la otra,

ahora que el río es tan ancho. 


Pero el río se irá estrechando. 


Y yo te veré amor soñado,

y yo lo pasaré

y me quedaré contigo para siempre.

viernes, 26 de julio de 2013

Olas cansadas de horizonte y retornos (por Derek Walkott)


Esquizofrénico, desterrado por dos estilos,

uno de una escindida prosa alquilada, me gano

mi exilio. Avanzo millas de playa bajo la hoz del claro de luna,


bronceado, quemado, echado fuera

de este amoroso océano que a sí mismo se ama.


Para cambiar tu lengua debes cambiar tu vida.


No puedo corregir viejos errores.

Olas cansadas de horizonte y retornos.

Gaviotas chillan con oxidadas lenguas

sobre las piraguas podridas de la playa,

fueron una venenosa nube picuda en Charlotteville.


Una vez pensé que el amor a la patria era suficiente,

ahora, incluso si lo decido, no le encuentro lugar en el pensamiento.


Veo las mejores mentes pedir como perros

por migajas de favores.

Estoy cerca de la mitad

de mi vida, mi piel quemada

se deshace en mis manos como papel, fina como piel de cebolla,

al igual que el acertijo de Peer Gynt.


En el corazón no hay nada,

ni el horror de la muerte. Conozco muchas muertes.

Me son todas familiares, todas dentro de su papel,

e incluso cómo murieron. Encendida, la carne

ya no teme la boca de caldera

de la tierra,


ese horno de ceniza del sol,

ni este nubarrón, despejando la hoz de la luna

otra vez palideciendo esta playa como una hoja en blanco.


Su indiferencia total es otra clase de rabia.

jueves, 25 de julio de 2013

Pan duro (por Jaime García-Máiquez)


La madre de mi madre se tomaba
el pan del día anterior o el de hacía dos días
para desayunar, con su café manchado.
Era como un gorrión. Emocionaba ver
a aquella señorita de Alicante
con más de ochenta años de ternura
nutrirse despacito igual que un pobre
cartujo, allí sentada en su butaca.
Mi madre sonreía al verme sorprendido
contemplando a su madre, en una casa
cuya despensa inmensa
se parecía a un bodegón de Snyders.
Y alguna vez, para explicarme aquello
me dijo llanamente: es por la guerra;
no te preocupes, Jaime, es por la guerra.
Dos décadas después, y a casi un siglo
de la Guerra Civil, ahora soy yo
el que coge el pan duro
y lo besa despacio
y se lo come haciéndolo migajas
con un café con leche.
Mi mujer no da crédito, y se queda
alucinada cuando le contesto
completamente en serio que no le dé importancia,
que lo hago por la Guerra.

miércoles, 24 de julio de 2013

Bastante movedizo a su manera (por Wislawa Szymborska)

Le dio por la felicidad,
le dio por la verdad,
le dio por la eternidad,
¡miradlo!

Apenas distinguió entre realidad y sueño,
apenas comprendió que él era él,
apenas chapuceó con su mano nacida de una aleta
una piedra de lumbre y una nave espacial,
capaz de ahogarse en una cucharada de océano,
poco gracioso incluso para la vacuidad,
sólo ve con sus ojos,
sólo oye con sus oídos,
su gran logro lingüístico es el condicional,
usa su razón para increpar a la razón,
en una palabra: es un cero a la izquierda,
pero por la cabeza le rondan la libertad, la omnisciencia y el ser
fuera de la carne tonta,
¡miradlo!

Porque parece existir,
haber llegado a ser de veras
bajo una de las estrellas provincianas.
Vivaz y bastante movedizo a su manera.
Pese a ser un bastardo de un cristal
está harto estupefacto.
Pese a haber vivido una infancia difícil entre las necesidades de la manada
no está mal individualizado.
¡Miradlo!

¡Adelante, aún por un instante,
por un abrir y cerrar de una menuda galaxia!
Que por fin se vea a grandes rasgos
quién será, dado que existe.
Porque es tenaz.
Muy tenaz, a decir verdad.
Con ese aro en la nariz, con esa toga, con ese jersey.
En fin, es una monada.
Pobrecito.
Todo un hombre.

martes, 23 de julio de 2013

Niña que nunca te has ido (por Norma Jean Baker -Marilyn Monroe-)


No vuelvas a visitarme,

niñita sola y asustada,

no vuelvas nunca más,

no vuelvas cuando todos me miran,

cuando mi amor me abraza,

cuando cientos de manos

aplauden fervorosas

y cientos de ojos

me desean.

No vuelvas nunca más,

niña que nunca te has ido

de mi lado.

lunes, 22 de julio de 2013

La obstinada piedra (por Philip Larkin)

Si la pena pudiera quemarse
como sumergido carbón
el corazón descansaría sosegado,
el alma desalquilada
sería aún como un velo.
Pero he mirado toda la noche
el fuego crecer en silencio,
la gris ceniza deshacerse.
Y avivo la obstinada piedra
que las llamas han dejado,
y la pena se aviva, y el sordo
corazón se queda sin fuerzas.

domingo, 21 de julio de 2013

sábado, 20 de julio de 2013

Para el polvo (por Antonio Machado)

¿Y ha de morir contigo el mundo mago
donde guarda el recuerdo
los hálitos más puros de la vida,
la blanca sombra del amor primero,
la voz que fue a tu corazón, la mano
que tú querías retener en sueños,
y todos los amores
que llegaron al alma, al hondo cielo?


¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo,
la vieja vida en orden tuyo y nuevo?

¿Los yunques y crisoles de tu alma
trabajan para el polvo y para el viento?

viernes, 19 de julio de 2013

Se precisaron todas esas cosas (por Jorge Luis Borges)

Los ponientes y las generaciones.
Los días y ninguno fue el primero.
La frescura del agua en la garganta
de Adán. El ordenado Paraíso.
El ojo descifrando la tiniebla.
El amor de los lobos en el alba.
La palabra. El hexámetro. El espejo.
La Torre de Babel y la soberbia.
La luna que miraban los caldeos.
Las arenas innúmeras del Ganges.
Chuang-Tzu y la mariposa que lo sueña.
Las manzanas de oro de las islas.
Los pasos del errante laberinto.
El infinito lienzo de Penélope.
El tiempo circular de los estoicos.
La moneda en la boca del que ha muerto.
El peso de la espada en la balanza.
Cada gota de agua en la clepsidra.
Las águilas, los fastos, las legiones.
César en la mañana de Farsalia.
La sombra de las cruces en la tierra.
El ajedrez y el álgebra del persa.
Los rastros de las largas migraciones.
La conquista de reinos por la espada.
La brújula incesante. El mar abierto.
El eco del reloj en la memoria.
El rey ajusticiado por el hacha.
El polvo incalculable que fue ejércitos.
La voz del ruiseñor en Dinamarca.
La escrupulosa línea del calígrafo.
El rostro del suicida en el espejo.
El naipe del tahúr. El oro ávido.
Las formas de la nube en el desierto.
Cada arabesco del calidoscopio.
Cada remordimiento y cada lágrima.
Se precisaron todas esas cosas
para que nuestras manos se encontraran.

jueves, 18 de julio de 2013

Hay un desconocido que me habita (por Gabriel Celaya)

¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar,
y oír como una lejana catarata que la vida se derrumba,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar!

¡Qué extraño es verme aquí sentado!
¡Qué extraño verme como una planta que respira,
y sentir en el pecho un pájaro encerrado,
y un denso empuje que se abre paso difícilmente por mis venas!

¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y agarrarme una mano con la otra,
y tocarme, y sonreír, y decir en voz alta
mi propio nombre tan falto de sentido!

¡Oh, qué extraño, qué horriblemente extraño!
La sorpresa hace mudo mi espanto.
Hay un desconocido que me habita
y habla como si no fuera yo mismo.

miércoles, 17 de julio de 2013

Contigo (por Roberto Juarroz)


Estoy contigo.

Pero por encima de tu hombro

me dice adiós tu mano que se aleja.

Entonces yo contengo mi mano

para que no nos traicione ella también.

E insisto:

estoy contigo.

Los innegables títulos del adiós

abandonan entonces provisoriamente sus derechos.

Y nuestras manos se aquietan

en las equidistancias de estar juntos.



martes, 16 de julio de 2013

Me refiero a las flores de cuneta (por Miguel d´ Ors)


No tienen el prestigio de la rosa,

ni ocupan con su aroma los crepúsculos, como

los dondiegos de noche y los jazmines,

ni se andan con las ínfulas heráldicas

de las flores de lis,

ni se mantienen lejos de la vida,

como el acanto (al que jamás ha visto

nadie bajarse de los capiteles

corintios) o los graves aligustres

que cantan los poeti laureati,

ni llegan a las masas como esos

claveles encarnados que suenan como un «ole»

si una mujer morena se los pone en el pelo.


Me refiero a las flores de cuneta,

esas que nunca vemos

en los poemas: simples margaritas,

collejas, corregüelas, malvas, dientes

de león, digitales, las niñas amarillas

de la xesta y el tojo, y esas otras

tan bonitas –no sé cómo se llaman–

que lucen, agrupadas como en constelaciones,

una versión barata del azul

de las gencianas de los Pirineos.


Ya sé que les da cosa salir en los papeles

y se sienten cohibidas en los endecasílabos,

pero, por ser humildemente humildes

(no como la violeta,

muy modestiña, sí, pero ahí la tienes,

pregonada en el Guiness con el número 1

en el ranking worldwide

de la modestia), porque me conmueve

ver cómo van creciendo

–buenas vecinas de las lagartijas–

entre los tapacubos expósitos, las latas

de refrescos, el óxido y los bichos

espachurrados, porque si las miras

con buenos ojos tienen su belleza

–de arte menor si quieres, pero segura: como

la de una novia de tu mismo pueblo–,

porque de alguna forma luchan en la frontera,

porque son la vanguardia de mi misma

guerra con el asfalto y el CO2,


que, con palabras tan fáciles como ellas,

estos versos les rindan homenaje.

lunes, 15 de julio de 2013

Yo y la casa (por Juan Ramón Jiménez)



¡Qué bien la casa

conmigo;

como un cuerpo gustoso

con su corazón!



Cuando me voy,

¡qué tristes yo y la casa,

como dos hondamente enamorados

que no se ven!



¡Qué ritmo plácido y tranquilo

el que se siente ella

en plenitud de plenitudes!

¡Cómo todo se inunda de mi sangre!



¡Cómo sus cuartos, cómo

las cámaras del corazón

se llenan de mi sangre!

domingo, 14 de julio de 2013

Antes de los nombres (por John Burnside)


Sueño con el silencio
del día anterior a que Adán
diera nombre a las bestias,

desprendidas sus pieles de oro
de los dedos de los brillantes de Dios,
contenidas aún en esa luz.

Un día, tal vez, como éste:
su blancura invernal
cautivando la creación

como a nosotros, a veces,
nos cautiva el espacio
que llenamos, o las formas

que habríamos podido conocer
antes de los nombres, más allá
de la pátina de las cosas.

sábado, 13 de julio de 2013

Cualquier cosa que sirva (por Charles Bukowski)


Por el huevo roto en el suelo
Por el 5 de julio
Por el pez en la pecera
Por el viejo de la habitación nº 9
Por el gato sobre el muro

Por ti mismo

no por la fama
ni por el dinero

tienes que seguir luchando

Cuanto te haces viejo
disminuye el atractivo

es más fácil cuando se es joven


Cualquiera puede alcanzar
las alturas alguna que otra vez

La clave consiste en
resistir


Cualquier cosa que sirva
para que

esta vida siga bailando

frente a
doña Muerte.
 

viernes, 12 de julio de 2013

Instante con mi padre (por Geraldino Brasil)


Un día yo estaba triste (y mirando al suelo)
y él creyó erradamente, como casi siempre
se piensa de un niño, que dormía en paz.
Pero yo miraba al suelo y vi acercarse sus pies.
Y porque no me llamó, yo sabía
que él estaba mirándome
y que su mirada me envolvía dulcemente.
Entonces todavía por algunos segundos simulé dormir,
e hice como que despertaba y reconocía sus zapatos,
y cuando levanté la cabeza él esperaba mi mirada
con una sonrisa.

jueves, 11 de julio de 2013

De tu clavo, alegría (por Rubén Bonifaz)


Ábrese el fuego, y salta la burbuja
metálica de un pez; barre los ojos
una flor instantánea; doble salto
mortal, ensaya el corazón. Amigos,
algo mejor gocemos que un lamento.

Ya, para no caerme, estoy colgado
de tu clavo, alegría; de tu absorto
badajo, de tu azúcar infalible
de mujer conseguida.

Has caminado
de gusto, te has sentado de gusto,
has llorado de gusto hasta reírte.
Eras tuya, y bailabas, y las piernas
no te dolían tanto. Y es domingo.

Escaleras del aire, pan del día,
turquesa el vuelo entre nosotros.

Y de pronto es domingo,
y hay gente, y es de fiesta
y fraterna la gente, y es ahora,
y hay el viaje y la carta recibida
y el intercambio de la contraseña,
y la risa espiral regocijada.

Risa del pobre, cúpula sin suelo
por sí misma orquestándose;
música sin orquesta que la amarre,
deslimitándome, soldándome,
compacta, el dentro y el afuera.

Desde la almendra glandular me encumbras,
desde las cuatro alcobas
cordiales, me trabajas, alegría;
plural jarabe, rosa visitante,
llave de toda cerradura.

Amigos, ha pasado la nocturna
concepción de los cantos, y la víspera
de cristal doloroso, y la semilla,
y está el deleite con nosotros
como vino de suyo madurado.

Y está en las manos el solemne
fulgor; el número premiado
en esta lotería de campanas.

miércoles, 10 de julio de 2013

Yo me remonto a mayo de 1937 (por Sharon Olds)


Les veo, de pie, a las puertas rituales de sus universidades,
veo a mi padre paseándose
bajo el arco de piedra arenisca, color almagre,
los azulejos rojos centelleando
como torcidos platos de sangre detrás de su cabeza,
veo a mi madre con unos cuantos libros triviales a su lado,
de pie, donde la columna hecha de pequeños ladrillos,
con la puerta de hierro forjado todavía abierta detrás de ella,
sus puntas de espada negras en el aire de mayo;
están a punto de graduarse, a punto de casarse,
son chavales, son tontos, lo único que saben es
que son inocentes, nunca harán daño a nadie.
Quiero acercarme a ellos y decir, ¡alto!
No lo hagáis: ella no es la mujer,
él no es el hombre que quieres, haréis cosas
que no podéis imaginar jamás haríais,
haréis cosas malas a niños,
sufriréis de manera inconcebible,
querréis morir. Quiero
acercarme a ellos allí a la luz solar de un mayo tardío y
decírselo,
la cara de ella, deseosa, bonita y vacía volviéndose a mí,
su pobre cuerpo hermoso, no tocado,
pero no lo hago. Quiero vivir.
Les recojo como esas muñequitas de papel,
hombre y mujer, les empujo uno contra el otro
por las caderas, como astillas de pedernal como para
encender una chispa de los dos, digo:
haced lo que vais a hacer, y yo lo contaré.

martes, 9 de julio de 2013

Su propia luz (por Lao Tsé)


Quien se alza de puntillas no se yergue firmemente. 


Quien se apresura no llega lejos. 

Quien intenta brillar vela su propia luz. 

Quien se define a sí mismo no puede saber quién es realmente.

Quien ejerce poder sobre otros no tiene poder sobre sí. 

Quien se aferra a su trabajo no creará nada duradero. 

Si quieres armonizar con el Tao, haz tu tarea y suéltala luego.

lunes, 8 de julio de 2013

Que tanto amor queme sus naves (por Eduardo Lizalde)


Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses;
que se pierda
tanto increíble amor.
Que nada quede, amigos,
de esos mares de amor,
de estas verduras pobres de las eras
que las vacas devoran
lamiendo el otro lado del césped,
lanzando a nuestros pastos
las manadas de hidras y langostas
de sus lenguas calientes.

Como si el verde pasto celestial,
el mismo océano, salado como arenque,
hirvieran.
Que tanto y tanto amor
y tanto vuelo entre unos cuerpos
al abordaje apenas de su lecho se desplome.

Que una sola munición de estaño luminoso,
una bala pequeña,
un perdigón inocuo para un pato,
derrumbe al mismo tiempo todas las bandadas
y desgarre el cielo con sus plumas.

Que el oro mismo estalle sin motivo.
Que un amor capaz de convertir al sapo en rosa
se destroce.

Que tanto y tanto amor, una vez más, y tanto,
tanto imposible amor inexpresable,
nos vuelva tontos, monos sin sentido.

Que tanto amor queme sus naves
antes de llegar a tierra.

Es esto, dioses, poderosos amigos, perros,
niños, animales domésticos, señores,
lo que duele.

domingo, 7 de julio de 2013

Prestada (por Emily Dickinson)


Tal vez quisieras comprar una flor,
pero yo nunca podría venderla.
Si quieres tomarla prestada,
hasta que el narciso

despliegue su sombrero amarillo
bajo la puerta del pueblo,
hasta que las abejas saquen, de las hileras de tréboles,
su jerez y su vino del Rin,

bien, te la prestaré hasta entonces,
¡pero ni una hora más!

sábado, 6 de julio de 2013

Apocalipsis (por Saiz de Marco)



como en Pompeya

desciende la lava

líquido ardiente que brota de dentro

y vuelve piedra todo cuanto toca



señores y esclavos

pobres y ricos

déspotas

sabios

parias de la tierra

fieles y traidores

ruines y honestos

animales

plantas

estatuas

puentes

casas suntuosas

cabañas

cárceles

proyectos

recuerdos

horrores

sueños

dolor y placer

sonrisas y lágrimas



todo es ahora un Vesubio

un cráter ígneo

un manantial que fluye a borbotones

que se derrama

que anega los suelos que



incontenible

se esparce y avanza



como un torrente hirviendo en la ladera



magma abrasador

pira funeraria

lengua de fuego que todo lo lame



sin distinguir (no sabe de justicia

no entiende de maldades ni bondades)

sin nada exceptuar

sin salvar nada



como en Pompeya cae

montaña abajo

petrificando todo cuanto cubre



la lava que clausura el episodio

la lava final que sepulta al mundo

la lava que todo lo inunda y sumerge

la lava que todo lo lava

viernes, 5 de julio de 2013

Esta vieja de paso monótono (por Sully Prudhomme)

La costumbre es una forastera
que suplanta a nuestra razón,
una vieja ama de casa que se instala en el hogar.
Es discreta, humilde y fiel.
Conoce todos los rincones.
Nunca nos ocupamos de ella
porque sus atenciones son invisibles.

Conduce los pasos del hombre
por el camino que él habría elegido.
Sabe los fines que él persigue
sin que haya de señalárselos,
y con voz queda le dice: «Por aquí. »

Trabajando en silencio para nosotros
con ademán seguro y siempre el mismo,
tiene la vigilancia en la mirada
y la dulzura del sueño en los labios.
¡Pero imprudente aquél
que se abandona a su yugo, una vez conocido!

Esta vieja de paso monótono
va adormeciendo la joven libertad,
y todos los que, insensiblemente,
se han dejado ganar por su oscura fuerza,
por fisionomía son hombres
pero por sus movimientos son cosas.

jueves, 4 de julio de 2013

Ausencia de amor (por Juan Gelman)


Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobre cristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.

miércoles, 3 de julio de 2013

Este día (por Jaime Sabines)


Vamos a guardar este día
entre las horas, para siempre,
el cuarto a oscuras,
Debussy y la lluvia,
tú a mi lado, descansando de amar.
Tu cabellera en que el humo de mi cigarrillo
flotaba densamente, imantado, como una mano
acariciando.
Tu espalda como una llanura en el silencio
y el declive inmóvil de tu costado
en que trataban de levantarse,
como de un sueño, mis besos.

La atmósfera pesada
de encierro, de amor, de fatiga,
con tu corazón de virgen odiándome y odiándote.
todo ese malestar del sexo ahíto,
esa convalecencia en que nos buscaban los ojos
a través de la sombra para reconciliarnos.
Tu gesto de mujer de piedra,
última máscara en que a pesar de ti te refugiabas,
domesticabas tu soledad.
Los dos, nuevos en el alma, preguntando por qué.
Y más tarde tu mano apretando la mía,
cayéndose tu cabeza blandamente en mi pecho,
y mis dedos diciéndole no sé qué cosas a tu cuello.

Vamos a guardar este día
entre las horas para siempre.

martes, 2 de julio de 2013

Al mar (por Amalia Bautista)



¿Cuándo iremos al mar,

tú y yo, juntos y solos?,

¿cuándo podremos ir al mar?, ¿podremos?,

¿iremos algún día tú y yo al mar?

No conozco la arena entre tus dedos,

ni el olor de la crema protectora en tus hombros,

no he escuchado contigo el rumor de las olas,

ni he besado la sal en nuestros labios.

No sé lo que es quedarse

a tu lado en silencio mirando el horizonte.

No he visto el mar contigo.

No sé lo que es el mar.

lunes, 1 de julio de 2013

Ese sonido misterioso (por Nika Turbina)


Con eco volaron los dedos,

la música les daba miedo,

les dolía y los iluminaba.

Toco el piano,

no sé palabras,

no sé notas.

Sólo una sensación extraña

tengo del sonido

que llenó la casa.

Él bate las ventanas,

en torbellino sacudió

los árboles,

confundió la noche con el día,

ese sonido misterioso.

Toco el piano,

poco a poco los dedos se detienen.

Esa música pertenece al universo,

mi casa le es pequeña.