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miércoles, 10 de julio de 2013

Yo me remonto a mayo de 1937 (por Sharon Olds)


Les veo, de pie, a las puertas rituales de sus universidades,
veo a mi padre paseándose
bajo el arco de piedra arenisca, color almagre,
los azulejos rojos centelleando
como torcidos platos de sangre detrás de su cabeza,
veo a mi madre con unos cuantos libros triviales a su lado,
de pie, donde la columna hecha de pequeños ladrillos,
con la puerta de hierro forjado todavía abierta detrás de ella,
sus puntas de espada negras en el aire de mayo;
están a punto de graduarse, a punto de casarse,
son chavales, son tontos, lo único que saben es
que son inocentes, nunca harán daño a nadie.
Quiero acercarme a ellos y decir, ¡alto!
No lo hagáis: ella no es la mujer,
él no es el hombre que quieres, haréis cosas
que no podéis imaginar jamás haríais,
haréis cosas malas a niños,
sufriréis de manera inconcebible,
querréis morir. Quiero
acercarme a ellos allí a la luz solar de un mayo tardío y
decírselo,
la cara de ella, deseosa, bonita y vacía volviéndose a mí,
su pobre cuerpo hermoso, no tocado,
pero no lo hago. Quiero vivir.
Les recojo como esas muñequitas de papel,
hombre y mujer, les empujo uno contra el otro
por las caderas, como astillas de pedernal como para
encender una chispa de los dos, digo:
haced lo que vais a hacer, y yo lo contaré.

6 comentarios:

casa de citas dijo...


Es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación reglada.

(EINSTEIN)

Aldonza Lorenzo dijo...


Al hombre osado, la fortuna le da la mano.

tERESA pANZA dijo...


Quien no come después de harto, no trabaja después de cansado.

casa de citas dijo...



Uno se agarra a lo que puede.
Hoy, por acariciar en la memoria tu rostro,
he venido al bar de nuestra primera cita.
Tenía el mismo turno la camarera,
y pasó; no llevando unos vasos,
portaba tu recuerdo. No supe
qué licor pedir que me emborrachara más.
Temblándome la mano, te nombré.
Pero respondió: —No nos queda de eso.


(RIVERO TARAVILLO)

ORáKULO dijo...

De nada sirve compadecer sin socorrer.

Lloviendo amares dijo...

Qué distinto nos suena nuestro nombre cuando una voz que amamos lo susurra.

(VICTORIA LEÓN)