viernes, 10 de mayo de 2013
De plantas (por Ana Blandiana)
Yo creo que somos un pueblo de plantas.
De otra manera, ¿de dónde sacamos la calma
con que esperamos ser deshojados?
¿De dónde el valor
para empezar a deslizarnos en un tobogán de sueños
tan cerca de la muerte,
con la certeza de que podremos
nacer de nuevo?
Yo creo que somos un pueblo de plantas:
¿Quién ha visto
a un árbol rebelándose?
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9 comentarios:
Sí, un pueblo de plantas. Conformamos enormes cuadros de hortalizas acahaparradas, carentes del talle y del ansia de sol de las gramíneas. Bulbos enterrados y cogollos prietos de hojas anémicas, apenas unas pocas de ellas clorofílicas. Nos baban caracoles y limacos y la langosta, el grillo y la cigarra nos ponen encajes en la bocamanga. A veces nos bañan en purines y apestamos una temporada. Luego, llega el entresacar, el embalaje y el mercado.
No se puede decir que sea gloriosa la biografía de las hortalizas: nos baban, nos muerden, nos echan mierda por encima... y nos venden en el mercado.
Nada se sabe del lamento de la lombarda, de una imprecación de coliflor, de la resistencia de un nabo, de la ira de la remolacha forrajera, del llanto de una lechuga, del descaro de la escarola...
Somos unas pacíficas y nutritivas plantas, sí.
...y eso que hay pueblos bien plantados! Casi siempre la culpa es del agricultor o el jardinero, los árboles sólo pueden ser árboles (las madereras confían en esto mismo para sus políticas de deforestación).
Lo peor de los libros malos y las películas malas es que, para saber que son malos, primero tienes que verlas o leerlos (al menos en parte) y entonces ya te han hecho perder tu tiempo.
Plaza del pueblo.
Sigo jugando solo
en un rincón.
(GARCÍA MARTÍN)
Obra acabada, a Dios agrada.
El hombre es la medida de todas las cosas pequeñas.
No sé cómo no florece
la escalera de tu casa,
subiéndola quien la sube,
bajándola quien la baja.
Culto es aquel que sabe dónde encontrar lo que no sabe.
(SIMMEL)
Veintidós años tengo;
madre, casadme:
que me duelen los dedos
de tanto urgarme.
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