jueves, 6 de junio de 2013
En el centro de la ciudad sagrada (por Roberto Juarroz)
Hemos llegado a una ciudad sagrada.
Preferimos ignorar su nombre:
así le podemos dar todos los nombres.
No encontramos a quién preguntar
por qué estamos solos en la ciudad sagrada.
No conocemos qué cultos se practican en ella.
Sólo vemos que aquí forman un solo filamento
el hilo que une toda la música del mundo
y el hilo que une todo el silencio.
No sabemos si la ciudad nos recibe o nos despide,
si es un alto o un final del camino.
Nadie nos ha dicho por qué no es un bosque o un desierto.
No figura en ninguna guía, en ningún mapa.
Las geografias han callado su ubicación o no la han visto.
Pero en el centro de la ciudad sagrada hay una plaza
donde se abre todo el amor callado
que hay adentro del mundo.
Y sólo eso comprendemos ahora:
lo sagrado
es todo el amor callado.
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7 comentarios:
El amor callado es todo el amor desangrado y la ciudad sagrada también sangra por dentro.
Hay quien nace acreedor. Yo nací deudor.
(ANTONIO MUÑOZ MOLINA)
Que se me perdone si hablo de Safo como de una contemporánea mía. En la poesía, como en los sueños, no envejece nadie.
(ODISEAS ELITIS)
Bendita sea la madre
que parió a los guitarreros,
que cuando van por la calle
van derramando salero.
El Sil lleva el agua y el Miño la fama.
Por grande que sea un árbol, él sólo no hace un bosque.
(proverbio birmano)
Al matrimonio y al baño
hay que echarse de repente,
porque si lo piensas mucho
te entra frío y te arrepientes.
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