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viernes, 11 de enero de 2013

Para una mujer (por Susan Griffin)



1

Este es un poema para una mujer que lava platos.
Este es un poema para una mujer que lava platos.
Debe ser repetido.
Debe ser repetido
una y otra vez,
una y otra vez,
porque la mujer que lava platos
porque la mujer que lava platos
no puede oír bien
no puede oír bien.


2

Este es otro poema para una mujer
limpiando el piso
que no oye del todo.
Un minuto de silencio
por la mujer que limpia el piso.

3

Y otro poema más
para la mujer que está en casa
con los niños.
Nunca la ves por las noches.
Quédate mirando a un espacio vacío
e imagínala allí,
a esa mujer con los niños
porque no puede estar aquí para hablar
por sí misma,
y escucha
lo que piensas
que ella puede decir.
Respuesta a la pregunta de un hombre:
"¿Qué puedo hacer por la liberación de la mujer?"

Lleva un vestido.
Lleva un vestido que tú misma has hecho, o has comprado en una tienda.
Lleva un vestido y bajo el vestido lleva elástico, alrededor
de tus caderas y bajo tus pezones.
Lleva un vestido y bajo el vestido lleva una compresa.
Lleva un vestido y lleva zapatos con tacones altos.
Lleva un vestido con elástico y una compresa debajo
y zapatos de tacones altos en tus pies
y camina cuesta abajo por Telegraph Avenue.
Lleva un vestido con elástico y una compresa
y zapatos de tacones altos por Telegraph Avenue
e intenta correr.

Encuentra un hombre.
Encuentra un hombre bueno que te gustaría que te pidiera una cita.
Encuentra un hombre bueno que te pedirá una cita.
Mantén tu vestido puesto.
Pídele al hombre bueno que te cita, que venga a cenar contigo.
Prepárale al hombre bueno una cena exquisita
que la cena esté pronta antes de que llegue
y tu vestido sea bonito y limpio y lleva una sonrisa.
Dile al hombre bueno que eres virgen
o que no tienes nada para evitar embarazarte,
o que te gustaría conocerlo mejor.
Mantén el vestido puesto.
Ve sola al cine.

Encuentra un trabajo.
Plancha tu vestido.
Lleva tu vestido planchado y prométele al jefe
que no quedarás encinta (en tu caso es predecible) y que te gusta
escribir a máquina
y sé sincera y lleva tu sonrisa.
Encuentra un trabajo o acógete al seguro social.
Pide prestado un niño y acógete al seguro social.
Pide prestado un niño y quédate en casa todo el día con el niño,
o anda a un parque público con el niño y lleva al niño
a la oficina del seguro social
y llora y di que tu hombre te dejó
y sé humilde y lleva tu vestido, tu sonrisa, y no repliques,
mantén el vestido puesto,
prepara cenas exquisitas,
aléjate de Telegraph Avenue,
y aún así, nunca sabrás
ni la mitad, ni siquiera en un millón de años.

5 comentarios:

casa de citas dijo...

La felicidad no viene de conseguir algo. Viene de saber que hay motivos por los que levantarnos cada mañana.


(VIKTOR FRANKL)

Anónimo dijo...

«Las personas está hechas de tal modo que quienes oprimen no sienten nada; es la persona oprimida la que siente lo que está ocurriendo. A menos que nos hayamos puesto del lado de la persona oprimida, para sentir como ella, no podemos entender.»


SIMONE WEIL

Eleuterio Stromeyer dijo...

Que le conste a Simone Weil que existe la variable de borrego oprimido que no se entera de que le están apretando las tuercas. De otro modo, las calles y glorietas de esta taifa estarían abarrotadas de iracundos ciudadanos que se sacuden la albarda que les echan encima ciertos mayorales y los probos mercenarios de sus señores amos.
Ha proliferado una clase híbrida que soporta bien la albarda si se la acolchan con guata por la cara interna.

tERESA pANZA dijo...

Más vale amigo en la plaza que dinero en el arca.

casa de citas dijo...


Un hombre de virtuosas palabras no es siempre un hombre virtuoso.


(CONFUCIO)