viernes, 17 de mayo de 2013
Como unos labios (por Kirmen Uribe)
Mis pechos son pequeños y mis ojos redondos.
Tus piernas, largas y frías
como el agua de la fuente.
Te mordisqueo el cuello,
lo tienes firme, inmaduro aún,
como una nuez recién caída.
Te pones arriba y me besas el vientre,
húmedas olas por toda mi piel,
ahora aquí, ahora allá,
como las primeras gotas que caen
antes de que descargue la tormenta: pla, pla, pla.
Nos quedamos dormidos,
pecho y espalda se cierran
como unos labios tras un suspiro.
Tus piernas, largas y frías
como el agua de la fuente.
Te mordisqueo el cuello,
lo tienes firme, inmaduro aún,
como una nuez recién caída.
Te pones arriba y me besas el vientre,
húmedas olas por toda mi piel,
ahora aquí, ahora allá,
como las primeras gotas que caen
antes de que descargue la tormenta: pla, pla, pla.
Nos quedamos dormidos,
pecho y espalda se cierran
como unos labios tras un suspiro.
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6 comentarios:
Si todas las tormentas fueran así valdría la pena mojarse!!!!
¡Ay morena! En la era ya no queda nada,
sólo queda tu recuerdo, rosita encarnada.
Y esta noche, mi morena, ya puedo ir a verte.
Sal prontito a la ventana, que voy a quererte.
Morir es como dormir, pero sin levantarse a mear.
Esa piedra
me está mirando:
Parpadea el sapo.
(ESCUDERO)
Tengo de coplas la boca
que parece un avispero:
se empujan unas a otras
por ver cuál sale primero.
La forma más primitiva del “concepto” es el primer gesto de señalar que se hizo con el dedo índice.
(WUNDT)
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