la ciudad con un viejo guerrillero
Incesantemente ráfagas de ametralladora le abrían
los tejidos dentro de él incesantemente
los cruces de calles lo colmaban de inquietud
el asfalto despejado para el francotirador
y su tambor de plomo
Como si se hubiera estado desangrando los últimos
veinte años entraba sin cesar
a comprar algodón
Los pasos de peatones lo llenaban
de terror en vano
trataba de convencer a la gente para que
se dispersara
Los patios traseros por el contrario ponían en orden
sus pensamientos
Él hubiera preferido cerrar las tiendas
para que las existencias
durasen más tiempo
Vista y no vista
allí una vieja guerra arrinconada
detrás de la argamasa y aquí
dentro del marco de las ventanas
futura guerrilla urbana y chabolas
en vertical
Quién entre la multitud de por allí
en la zona de operaciones de la City
lleva las manos de la enfermera y
quién la transparente
caja torácica
A favor o en contra
tu opinión como las marcas
de la diana
Grupos sanguíneos de confianza
allí cerca
el político todavía tranquilo en el coche
el guardaespaldas bostezando en mitad
del punto de mira
Así
30 años después
el autobús prosigue su camino balanceándose un poco
y el bolso abandonado
sin tic-tac en el asiento
de atrás.
3 comentarios:
Puede que no haya un solo sitio en la Tierra, campo o iudad, que no haya sido alguna vez escenario bélico.
No fue para mí...
Ya lo suponía.
Pero sé engañarme
tan bien con mentiras
y jugar al juego
de la falsa dicha,
que a veces me olvido
—ya ves si soy niña—
que estaba jugando
a que me querías.
(DE CHAMPOURCÍN)
No se puede ganar una guerra como no se puede ganar un terremoto.
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